La obra poética de Broda ha conseguido conjugar un lirismo impersonal e intemporal de inmenso calado místico, con las grandes inflexiones formales surgidas en los últimos decenios. Se trata de una poesia hecha de palabra impregnada en carne y sangre y dictada fundamentalmente por la angustia punzante del deseo, ya que su autora siente que el amor esta llamado a durar tanto tiempo como el hombre, y durara tanto, que este sera para siempre un ser deslumbrante de deseo.
Este libro constituye sobre todo un ensayo sobre la poesía y la lírica amorosa, antes que una enciclopedia o una obra erudita. A pesar de la inmensidad de su campo de estudio, Martine Broda ha preferido ceñirse a una docena de ejemplos de autores de todas las epocas para refutar la conocida definicion de la lirica como expresion del yo. Su tesis defiende que los poemas de amor no se dirigen casi nunca a un destinatario real o fisico, sino a esa Cosa imaginaria de la que nos hablaba ya Lacan: a una figura perdida, muerta, inaccesible, o incluso solo a su nombre.Con un orden a la vez logico y cronologico, el libro alterna los capitulos dedicados a diversos autores Sceve, Nerval, Aragon, Tsvetaieva, Baudelaire o Rilke con los puramente teoricos, para acabar con una apasionada rehabilitacion del lirismo, de esa escritura en la que el sujeto se juega su destino.