Nos encontramos inmersos en una era en la que el valor de la verdad como divisa de la sociedad ha ido decayendo y cuyas consecuencias más visibles hasta ahora son, entre otras, el Brexit, la victoria presidencial de Donald Trump, la negacion del cambio climatico y la demonizacion de los inmigrantes. Con un estilo agil, claro y beligerante, el periodista Matthew d'Ancona (colaborador habitual de "The Guardian" y "The New York Times") situa con perspicacia las raices de la posverdad en el colapso de la confianza en la politica y en el Estado aparejado a la crisis financiera de 2008, en el aprovechamiento de los medios de comunicacion de ciertos grupos de presion y en el surgimiento de una nueva narracion, abonada por las redes sociales, en la que a traves de las "fake news" y la desinformacion predomina lo visceral y lo emocional sobre lo racional. D'Ancona sugiere diversos recursos para combatir la posverdad, pero fundamentalmente la conciencia y la voluntad firme de no caer en su juego: La verdad se descubre, no se reparte; es un ideal que hay que buscar activamente, no un derecho que debemos esperar perezosamente.Nos encontramos inmersos en una era en la que el valor de la verdad como divisa de la sociedad ha ido decayendo y cuyas consecuencias más visibles hasta ahora son, entre otras, el Brexit, la victoria presidencial de Donald Trump, la negacion del cambio climatico y la demonizacion de los inmigrantes. Con un estilo agil, claro y beligerante, el periodista Matthew d'Ancona (colaborador habitual de "The Guardian" y "The New York Times") situa con perspicacia las raices de la posverdad en el colapso de la confianza en la politica y en el Estado aparejado a la crisis financiera de 2008, en el aprovechamiento de los medios de comunicacion de ciertos grupos de presion y en el surgimiento de una nueva narracion, abonada por las redes sociales, en la que a traves de las "fake news" y la desinformacion predomina lo visceral y lo emocional sobre lo racional. D'Ancona sugiere diversos recursos para combatir la posverdad, pero fundamentalmente la conciencia y la voluntad firme de no caer en su juego: La verdad se descubre, no se reparte; es un ideal que hay que buscar activamente, no un derecho que debemos esperar perezosamente.