Hace ya tiempo que está consolidada la idea de que los juicios se ganan o se pierden por las pruebas. Y en efecto, alegación y prueba, son los dos elementos clave con los que las partes procesales ejercen su derecho de defensa en relacion a las pretension
La Prueba Ilícita Penal, ofrece un minucioso y crítico examen de las modalidades probatorias que se emplean cotidianamente en la práctica forense, complementando así, el escueto panorama de la vieja LECrim, que solo contiene siete clases de prueba, al ofrecer una treintena de medios de prueba, algunos tan actuales como el documento electronico, las intervenciones de las comunicaciones electronicas, el scanner para detectar conversaciones a traves de moviles, el reconocimiento antropometrico -retratos robot- por la voz o las exploraciones corporales, como el ADN o la extraccion coactiva de sangre, o la cada vez mas interesante problematica del testimonio de quienes estan amparados por el secreto profesional (abogados o sacerdotes). En particular, y como novedades, se introduce el tratamiento procesal de la prueba ilicita en los diversos procesos penales; las ultimas y contradictorias resoluciones sobre la conexion de antijuricidad; la nueva doctrina constitucional sobre la prueba del coimputado; tres nuevas clases de testifical (la del letrado, los enfermos y la problematica de las personas amparadas por el secreto profesional); una nueva modalidad de registro de objetos cerrados (las taquillas); la intervencion de las comunicaciones electronicas y un tratamiento mas extenso del documento electronico; la mejora del examen de la prueba documental, con una especial consideracion de los documentos a efectos casacionales; y la prueba a traves de videoconferencia.