Antes de la invención de la fotografía y de las grabaciones sonoras, a los vivos no les quedaban de quien moría sino unos pocos objetos que lo habían acompañado; su olor impregnado en la ropa; la letra, si la persona sabia escribir; retratos pintados, para quienes podian permitirselos, o mechones de pelo.La voz es una extension del cuerpo y la unica parte que no puede enterrarse: la voz permanece intacta y altera el sentido del tiempo, pues esta condenada a quedarse en un presente eterno. El mensaje de este libro, o mas bien la moraleja que se extrae de su lectura, es unicamente este: graba la voz de tus seres queridos, nos dice Ryoko Sekiguchi al inicio de esta obra singularmente emotiva y delicada en la que la autora de Nagori vuelve a demostrar una especial lucidez para describir y catalogar las experiencias mas intimas y trascendentales del ser humano.Compuesto de breves fragmentos, este inclasificable libro es una historia de la voz de quienes se han ido y de como continua afectando a quienes aun viven. Una exploracion original y bellisima sobre la memoria, la desaparicion y la huella que dejamos en el mundo.
La extensión por todo el mundo de restaurantes japoneses y el unánime reconocimiento a su gastronomía como una de las más originales y a la vez saludables han acercado al paladar occidental un conjunto de sabores poco habituales en nuestras tradiciones culinarias. Sin embargo, son numerosos aun los misterios que encierran para nosotros las preparaciones japonesas, sabores que no acertamos a identificar, consistencias difusas, combinaciones inesperadas, viajes gustativos a lugares desconocidos.Uno de esos misterios aun no desvelados es el de la astringencia, representada en la cocina japonesa por uno de sus frutos nacionales, el caqui. Seco o maduro, mas o menos dulce o almibarado, su sabor astringente acompaña con discrecion una amplia gama de platos e, igualmente, gracias a sus taninos, ha adquirido innumerables usos en la vida cotidiana japonesa desde hace siglos, hasta el punto de que la nocion de astringencia a el asociada ha pasado a designar un cierto caracter personal, incluso una corriente estetica o artistica.Extraña aun para nuestros paladares la astringencia asi considerada, otros misterios de la cocina japonesa se expresan tambien en la condicion fantasmatica de algunos alimentos o preparaciones, como las gelatinas o determinadas especies de peces y de algas. A caballo entre lo literario y lo gastronomico, en la busqueda de ese misterioso fantasma la autora nos conduce gradualmente hacia horizontes cada vez mas inquietantes, hasta llegar al mundo en que la propia comida se vuelve fantasma, referencia innombrada a la tragedia que vivio Japon el 11 de marzo del 2011.
Nagori, literalmente «la huella de las olas», designa en japonés la nostalgia de la separación y, en particular, la nostalgia de la estación que termina, que nos deja y que, a nuestro pesar, dejamos
Antes de la invención de la fotografía y de las grabaciones sonoras, a los vivos no les quedaban de quien moría sino unos pocos objetos que lo habían acompañado; su olor impregnado en la ropa; la letra, si la persona sabia escribir; retratos pintados, para quienes podian permitirselos, o mechones de pelo.La voz es una extension del cuerpo y la unica parte que no puede enterrarse: la voz permanece intacta y altera el sentido del tiempo, pues esta condenada a quedarse en un presente eterno. El mensaje de este libro, o mas bien la moraleja que se extrae de su lectura, es unicamente este: graba la voz de tus seres queridos, nos dice Ryoko Sekiguchi al inicio de esta obra singularmente emotiva y delicada en la que la autora de Nagori vuelve a demostrar una especial lucidez para describir y catalogar las experiencias mas intimas y trascendentales del ser humano.Compuesto de breves fragmentos, este inclasificable libro es una historia de la voz de quienes se han ido y de como continua afectando a quienes aun viven. Una exploracion original y bellisima sobre la memoria, la desaparicion y la huella que dejamos en el mundo.
Nagori, literalmente «la huella de las olas», designa en japonés la nostalgia de la separación y, en particular, la nostalgia de la estación que termina, que nos deja y que, a nuestro pesar, dejamos