Juanjo, un joven periodista, recibe un extraño encargo de su tía: recoger por escrito retazos de su vida y darle una estructura biográfica. Lo que simplemente parece un entrañable ensayo familiar, se convierte, conforme avanza el relato, en una pesadilla de proporciones insospechadas.
No había necesidad de mirarlo dos veces para percibir en su plenitud aquel rostro tan atípico, más cercano al de un aguilucho que al de una persona normal y corriente. En su cara, todos los huesos pugnaban por hacerse notar, y algunos lo conseguian, aunque el que con mayor abundancia lograba sobresalir tanto en su largueza como en su indomable abultamiento era el apendice nasal: ¡una prominente nariz propiamente quevedesca! Novela desenfadada de entretenimiento.
Chafachorras y Pichorras en Zaragoza y provincia, Pichorretas por Huesca y alrededores, y Pichorrillas en Andalucía, fueron los apodos que tuvo este personaje tan singular. Una novela del siglo XXI que bien pudiera encuadrarse en aquellas lejanas y queridas picarescas del siglo XVI. Aunque si al autor de Pichorras se le propone encuadrar su obra dira que no es una acuarela, y se quedara tan conforme. Quien se plantee la veracidad de la narracion que nos ocupa o la del propio personaje, solo tiene que empezar a leer y ya no le volveran a asaltar dudas tan trascendentales. Pichorras seguira andando y desandando caminos por pueblos y ciudades, sin un Sancho que le acompañe y aconseje, hasta que recale inexorablemente en la capital de España. No habra entonces mas remedio que acometer otro proyecto titulado "La verdadera historia de Pichorras en Madrid".
SANTIAGO MAESTRO TERRAZAEl justicia de Aragón más astuto, sin lugar a dudas, fue Juan de Lanuza IV, llamado también “el viejo” o “el Zorro”. Su hijo, Juan de Lanuza V, que fue decapitado, es quien ma