Veintidós relatos -a medio camino entre la realidad y la fantasía- poblados por personajes de carne y hueso que la autora describe con humor, cercanía y, sobre todo, con una sorprendente capacidad de observación. La mayoría dejan translucir una crítica, velada e irónica, de la sociedad que en cada caso se describe. Aun tratándose de narraciones muy diferentes unas de otras, se desprende de la mayoría una consecuencia común: En un mundo donde todo es disimulo, compromiso y cálculo, la sociedad ni oculta nuestras faltas ni nos protege de ellas y son bien pocos los que muestran piedad hacia quienes las han cometido.
Melquíades Álvarez, mi padre, es una historia narrada dentro de otra historia, la de una joven mujer que por las circunstancias de su educación lejos de la propia familia, la hacen a la vez partícipe y testigo de la azarosa vida española acaecida durante las tres décadas del reinado de Alfonso XIII, para desembocar en la guerra civil, en la que será miembro activo de la Quinta Columna, en la retaguardia madrileña. Por sus páginas desfilan los personajes más famosos de la época sin disimulos ni partidismos, llamados por sus nombres propios y expuestos sin máscaras a los ojos del lector. La autora, en su afán de no menoscabar la realidad, llega forzándose a sí misma a contarnos detalles de una intimidad dolorosa, para que la verdad encaje sin fisuras en el entramado de esta historia.
En esta biografía sobre Melquíades Álvarez, su nieta, Sarah Álvarez de Miranda trata de narrar tanto la azarosa vida del político, como la parte que les correspondió vivir a los familiares de este. En realidad es un trozo del espejo roto en que se convirtio la España de aquel entonces, un testimonio historico en el que se refleja el destino de tantas familias atrapadas entre odios cegadores. Fue el resultado de un pueblo sin el menor vestigio de cultura, marchando siempre a la deriva sin pulso formativo.Entre los personajes historicos que se tratan se encuentra una parte de los mas conspicuos de la España de aquellos momentos. En el relato no se intenta ocultar sus verdaderos nombres, mas bien al contrario, se exponen para que sea el lector quien saque sus propias conclusiones.La autora, en su afan de no menoscabar la realidad, llega forzandose a si misma, a contarnos detalles de una intimidad dolorosa, pero precisa, segun sus propias palabras, para que la verdad encaje sin fisuras en el entramado de esta historia.Sarah Alvarez de Miranda nacio en Madrid en 1932. Nieta de Melquiades Alvarez e hija de un artillero que murio en la Batalla del Ebro, lo que la marcara para siempre. A mi abuelo y a mi padre los perdi muchas veces a lo largo de mi vida, dira con frecuencia.Educada por profesores particulares y...
En El amargo sabor del azúcar, Sarah Álvarez de Miranda nos muestra, como en sus obras anteriores, una versión lúcida de los hechos que ha vivido. En este caso, se trata de sus experiencias en
Relatos que entrelazan dosis de realidad y ficción, y que consiguen atrapar al lector en una lectura absorbente.El cuento es en el hombre tan antiguo como la risa, la música o el baile. Una necesidad del espiritu, elucubraciones que pugnan por dar salida a los sueños. En los relatos de Sarah Alvarez de Miranda es dificil saber que dosis hay de verdad o de ficcion, porque ambas estan tan entrelazadas que para entenderlos hay que esperar a los ultimos parrafos. Aun asi todo puede ser verdad o mentira.Sarah Alvarez de Miranda nacio en Madrid en 1932. Desde niña tuvo inclinacion a la soledad y el silencio, atenta siempre a los rumores de la naturaleza. Entre sus obras destacan El amargo sabor del azucar, vivencias de la revolucion cubana, y Entre dos fuegos, la experiencia de su familia durante nuestra contienda civil. Aunque ella se declara abiertamente cuentista.Sarah Alvarez de Miranda nacio en Madrid en 1932. Desde niña tuvo inclinacion a la soledad y el silencio, atenta siempre a los rumores de la naturaleza. Entre sus obras destacan El amargo sabor del azucar, vivencias de la revolucion cubana, y Entre dos fuegos, la experiencia de su familia durante nuestra contienda civil. Aunque ella se declara abiertamente cuentista.El cuento es en el hombre tan antiguo como la risa, la musica o el bail...