William Dean Howells (Ohio, 1837-1920) fue viajero, hispanista, diplomático y escritor estadounidense. Hijo de un impresor y editor de periódicos, trabajó como colaborador y traductor para varios periódicos y aprendió español y alemán. Inició su carrera literaria en Boston con un libro de versos. En Estados Unidos trabajó en las revistas Nation (1865), Atlantic Monthly (1871-81), que también dirigió, y Harper's Magazine (1881-91) y como crítico defendió los postulados estéticos del Realismo, que reflejó en su novela Their Wedding Journey (1872), primera de un extenso ciclo novelístico de 38 títulos. Acusó el influjo de Lev Tolstói y protegió la carrera de sus amigos Mark Twain, Henry James y Stephen Crane, además de la de otros escritores menores como Hamlin Garland, Frank Norris y Robert Herrick. Viajó por Inglaterra, Italia y España contribuyendo con su libro Familiar Spanish Travels a la difusión de los valores españoles, tanto artísticos como literarios. Dio a conocer a los norteamericanos a los autores del Realismo europeo, como Émile Zola, Henrik Ibsen, Lev Tolstói, Iván Turgueniev y Benito Pérez Galdós. Como novelista empezó imitando a Henry James e hizo notar el contraste entre la sociedad estadounidense y la europea. Fue cónsul en Venecia (1861-1865); fruto de su estancia en la Serenísima fueron sus libros Diario italiano y esta Vida veneciana (Páginas de Espuma, 2009), que ahora presentamos en primera edición española, con prólogo de Henry James.
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Howells recoge en Vida veneciana sus recuerdos de los dos años en que, en la segunda mitad del siglo XIX, residió en Venecia como miembro del cuerpo diplomático estadounidense.En estas páginas, según Henry James, Howells se muestra como uno de los escritores norteamericanos con mayor encanto, gracias a su agudeza y a su vivacidad como observador, y como un viajero sentimental, que nos sirve de guia por los lugares menos conocidos pero mas cotidianos de la ciudad de los canales. Aunque los gloriosos años de la Serenisima Republica ya han pasado y la ciudad, tras perder su fulgor y su poder, permanece adormilada en manos de la dominacion austriaca, aun son muchos los rincones y anecdotas donde late una vida llena de pasion y belleza. El libro esta impregnado de cierto tono poetico, y por sus mejores pasajes circulan personajes anonimos muy comunes de la vida cotidiana de la ciudad. Observador incansable y detallista, Howells nos llama la atencion hacia gran cantidad de cosas insignificantes que conforman el dia a dia de una ciudad que no se resiste a olvidar las cosas que hacen que la vida resulte agradable. Howells, segun Henry James, esta a la altura de Hawthorne, y logra que la literatura sea una parte fascinante de nuestras vidas.
Howells recoge en Vida veneciana sus recuerdos de los dos años en que, en la segunda mitad del siglo xix, residió en Venecia como miembro del cuerpo diplomático estadounidense. En estas páginas, según Henry James, Howells se muestra como uno de los escritores norteamericanos con mayor encanto, gracias a su agudeza y a su vivacidad como observador, y como un viajero sentimental, que nos sirve de guia por los lugares menos conocidos pero mas cotidianos de la ciudad de los canales. Aunque los gloriosos años de la Serenisima Republica ya han pasado y la ciudad, tras perder su fulgor y su poder, permanece adormilada en manos de la dominacion austriaca, aun son muchos los rincones y anecdotas donde late una vida llena de pasion y belleza. El libro esta impregnado de cierto tono poetico, y por sus mejores pasajes circulan personajes anonimos muy comunes de la vida cotidiana de la ciudad. Observador incansable y detallista, Howells nos llama la atencion hacia gran cantidad de cosas insignificantes que conforman el dia a dia de una ciudad que no se resiste a olvidar las cosas que hacen que la vida resulte agradable. Howells, segun Henry James, esta a la altura de Hawthorne, y logra que la literatura sea una parte fascinante de nuestras vidas.
Set against a vividly depicted background of fin de siécle New York, this novel centers on the conflict between a self-made millionaire and a fervent social revolutionary-a conflict in which a man of goodwill futilely attempts to act as a mediator, only to be forced himself into a crisis of conscience. Here we see William Dean Howells's grasp of the realities of the American experience in an age of emerging social struggle. His absolute determination to fairly represent every point of view is evident throughout this multifaceted work. Both a memorable portrait of an era and a profoundly moving study of human relationships, A Hazard of New Fortunes fully justifies Alfred Kazin's ranking of Howells as "the first great domestic novelist of American life."