El impacto que las ruinas monumentales de la antigua Roma tienen hoy sobre el visitante no pude ser sino pálido reflejo de lo que sintieron aquellos que las conocieron en su esplendor. ¿Cómo no sentirse deslumbrado, apabullado, insignificante, ante el Coliseo? ¿Como no sentirse parte de algo enorme, todopoderoso y eterno, de un imperium sine fine, al visitar los templos del Capitolio o pasar bajo un arco que celebraba victorias conseguidas donde acababa el mundo? ¿Como no pensar que el emperador era casi un dios cuando el sol sacaba destellos al coloso de Neron o cuando disfrutabas de la munificencia de Caracalla en unas suntuosas termas? En Roma, como tambien actualmente, la arquitectura y el ordenamiento urbano no son inocentes, y este libro muestra el impacto que los edificios y programas edilicios tuvieron sobre la conciencia publica de los romanos, sobre su propia imagen y percepcion, y sobre las relaciones entre emperador y subditos. Tan importante era quien construyera un monumento y por que, como el edificio o su funcionalidad en si. A lo largo de los siglos, y con muchos y diferentes gobernantes, de la Republica al Imperio, un poblachon de chozas de barro troco en resplandeciente urbe de marmol. Una historia milenaria, que este libro hila a partir de los mas imponent