Un acercamiento a la cultura urbana a partir de las músicas que la vertebran (con especial atención a los géneros más populares, el trap y el reguetón) a través de un análisis sociocultural necesario para comprender el fenomeno musical que ha conquistado al mundo. Monotona. Machacona. Sexista. Artificial. Vacia. Hacia mucho, muchisimo tiempo que la musica juvenil no provocaba un choque entre generaciones como el desencadenado por el auge del regueton y la musica urbana. Es el genero mas odiado por los adultos y el favorito de los jovenes y adolescentes. Mientras los unos se indignan con las letras, los bailes, la jerga y hasta la manera de vestir de los reguetoneros, los otros cantan, bailan, hablan y se visten como ellos. Y nada indica que este conflicto vaya a resolverse pronto. El fondo del debate en torno al regueton y la musica urbana trasciende lo estrictamente musical. Remite a una sucesion rapidisima de cambios socioculturales dificil de asumir para la Generacion X, la de los padres de los fans de Bad Bunny, J Balvin y Karol G. En las ultimas dos decadas el pop ha sufrido un seismo comparable al que en su momento supuso el nacimiento del rock?n?roll. Las transformaciones en las maneras de producir, distribuir y consumir musica no tienen precedentes. Tampoco las circunstancias que han precipitado estas mutaciones. Matar al papito interpela principalmente, aunque no de manera unica, a los adultos que desean, necesitan comprender que ha pasado en estos veinte primeros años del milenio: de donde proviene el hechizo del sonido urbano, su capacidad para conectar con los deseos y las ansiedades de los jovenes del siglo xxi, y cuales son estos deseos y estas ansiedades. De ahi el subtitulo, Por que no te gusta el regueton (y a tus hijos, si). Con este objetivo, en Matar al papito se despliega una genealogia detallada de las musicas urbanas ?el regueton, claro, pero tambien el trap y el dancehall, entre otras? conjugada con un analisis de las coyunturas sociales, culturales, politicas y tecnologicas que las han alumbrado, para entender (y quizas valorar) de que va todo esto.