Impresionante retablo del mundo feudal, La Piedra Angular sitúa su acción a principios del siglo XIII. La vida de los señores feudales, el ambiente de los torneos, la envidia y la ambición de mayores riquezas contrastan con la miseria de los peregrinos, de los vagabundos que se escapan de los horrores de la guerra. Los protagonistas del extenso relato son inlvidables: Ansiau, ciego, mendicante, con su orgullo de antuguo cruzado; Herbert, codicioso, violento y sensual; Haguenier, noven y exaltado, consagrado al servicio de su dama y luego de Dios. La autora estudia a traves de estos seres los eternos problemas del hombre y de la historia para hacernos comprender aquellas cosas que hicieron cambiar la vida y las costumbres de los hombres pero tambien a aquellas que dieron origen a tantas tragedias individuales y colectivas.
Durante la guerra de secesión de los Estados Unidos, en una de las etapas en las que los surianos quedan victoriosos, el general Gran apresa, entre otras personas, a Ciro Smith, ingeniero y científico; a Gedeon Spilett, periodista; y a Nab, criado de color de Smith. Ahi richmond, Virginia (donde, por cierto, tanto tiempo vivio Edgar Allan Poe), Grant y su ejercito estan rodeados por los del norte. Se preparan a saltar el cerco en un globo que esta preparado en medio de la plaza. Pencroff, un marinero que habia ido a rescatar a Harbert, hijo de un antiguo capitan suyo, ha quedado tambien bloqueado. Conoce casualmente a Ciro Smith y le propone que se apoderen del globo y que huyan. El ingeniero acepta y emprenden la marcha. Poco despues los sorprende una tromba y caen al mar. Pierden el globo indispensable y aun de lo superfluo; salen avante de peligrosos contratiempos; contemplan pisadas humanas que no han dejado. Hasta ahi Verne ha seguido los lineamientos marcados por Daniel De Foe. Pero, en adelante, no es Robinson sino otro personaje creado creado antes por un escritor frances, quien habra de dar un sesgo distinto a la novela: encuentra una caja de herramientas que le es muy util, pero cuya procedencia no se explican.
Veinte mil leguas de viaje submarino, alcanza su epilogo en otra de las obras más celebradas de Verne, en ella la incógnita del capitán Nemo es por fin despejada: era un noble hindú, el príncipe Dakkar, educado en Europa, quien tomo parte en la rebelion de los cipayos de 1857.