Terror, ciencia ficción y literatura pulp en Aragón. Pulp. Pulparagón. La pulpa. Una fruta fresca, no mordida. Roja. Quizás una manzana, pero no. Una fruta distinta, desconocida, arrancada del árbol de un extraño planeta, su tronco retorcido y sus brazos de anciano dando, no obstante, la carne fresca y joven, erguido solitario, unico en este paramo lunar o de otro sitio mas cercano. Rodeado de muerte y dando, sin embargo, esta fruta sin letra y sabor por conquistar. No te atrevas. No seas tu quien quiera ver su nombre impreso en las enciclopedias, cincelado en los muros de un palacio, desde pulpitos escupido, aprendido por niños uniforme y escuela. No te mate la soberbia. Que no te mate. Cultiva la paciencia, igual que el arbol dio esa fruta. La templanza. Hubo quien arranco el fruto rojo y lo deposito en brillante bandeja de plata. Y ahora espera encerrado en aquella habitacion que habia al final del pasillo, ¿recuerdas? En todos tus sueños aparecia como la meta tras los peligros, pero todo era falso. En ese cuarto aguardan los sudores peores, todas tus pesadillas, secretos nunca dichos, el monstruo que llevamos, espejos rebelados, maquinas gobernando la desidia de una vida futura de naves industriales, la muerte y la sorpresa, los amuletos y los cementerios, la pulpa descarnada que es la pura contradiccion. La pura nada. No te atrevas. Te lo repetire mil veces si hace falta. Hazme caso. No entres en ese cuarto. La fruta apetecible es solo una ilusion, todos esos peligros disfrazados. Y este libro, ¿hace falta que lo diga mas claro?, es la fruta disfrazada de libro. Y tu que ahora lo aprietas en tus manos, que has entrado en una libreria o biblioteca y lo has cogido, que has pensado en leerlo, agradece a tus dioses que te haya asaltado esta contraportada. Y aunque al editor no le guste lo que estoy escribiendo y prevea las perdidas que se le avecinan, da gracias por haber encontrado mi corazon todavia limpio o ya tan sucio como para decirte tira este libro al suelo, arroja a esta perra
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