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3 opiniones de usuarios
Juan María
16/12/2023
Tapa dura
Los gustos de cada uno son legítimos y respetables, y quizá en este caso la historia pueda no parecer brillante a muchos. Pero la pluma y pinceles de Taniguchi ponen a este dibujante en la cumbre de los dioses (impresionante manga suyo de 5 tomos), como ya lo hiciera con "Venecia" (manga mejor incluso que el de los guardianes...). Para otros autores, una historia constituye una excusa para lucir su creatividad y sus recursos literarios; para Taniguchi es una trama, más o menos intrascendente, sobre la que construir un monumento de belleza visual. Muy recomendable!
CONCEPCION
15/03/2021
Tapa dura
Es una preciosidad de libro en todos los aspectos. Para empezar, es de formato grande, casi cuadrado, cuya portada llama la atención de lo bonita que es. El interior no defrauda, antes al contrario. Al ser de orígen japonés, se lee del (que para occidente es el) final hacia atrás. A diferencia de los mangas nipones, este álbum no está en blanco y negro sino en un delicioso color, tan hermoso que cada viñeta se podría transformar en un cuadro que alegraría y embellecería cualquier pared. Taniguchi nos lleva por sus pasillos, por sus obras y por su historia y nos sumerge en un mundo onírico que es sobre todo una historia de amor, al arte y a su mujer. Casi me ha hecho sufrir el síndrome de Stendhal de tan cautivador es el libro. Recomendadísimo.
la-vieja-piragua
19/02/2016
Tapa dura
UNA BELLEZA QUE MAREA El genio japonés del dibujo y del cómic utiliza su novela gráfica “Los guardianes del Louvre” como un deslumbrante canto a sus maestros, al arte y a la pintura tal y como él la entiende. Por eso hace viajar a su solitario y desorientado personaje por el tiempo, para que pueda visitar el bosque de Fontaineblau en el que pinta Corot, conversar con el pintor Antonio Fontanesi, contemplar al escritor Soseki Natsume visitando con sus alumnos la sexta exposición de pintura del Pacífico en el Museo Nacional de Tokio, acompañar a Vincent Van Gogh a su modesta habitación alquilada en Auvers-sur-Oise o hablar con Antoine de Saint-Exupery mientras se evacúan las pinturas más valiosas del Louvre al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Y es también un homenaje, por supuesto, al Museo del Louvre y a la propia ciudad de París. “Los guardianes del Louvre” es una obra de una belleza que marea. Hay que contemplarla, más que leerla, despacio, quizás acompañada de los Preludios de Debussy o las Gymnopédies de Satie. Perderse por sus páginas, por las salas del Louvre, por las calles de París o los paisajes de Auvers-sur-Oise…, y disfrutar de los colores apacibles de Taniguchi, de cada una de sus viñetas, siempre tan equilibradas. En este libro, como en tantos otros de este maestro de la línea clara, parece que no pasa nada y está pasando todo, probablemente la vida.