En el siglo XIII muchos entendieron que se iniciaba una nueva era para la humanidad: el llamado tiempo de los lirios, un tiempo nuevo, lleno de paz y justicia, con una Iglesia renovada y un mundo organizado en pequeñas comunidades contemplativas. Esa creencia estaba auspiciada por, entre otras cosas, las enseñanzas y el ejemplo de Francisco de Asis, quien, segun descubre el autor al llegar a la region italiana de la Umbria, sigue muy ligado a sus paisajes, sus ciudades o su arte. A medida que recorre la comarca que destaca por su sobriedad: pueblos medievales, mucha piedra y amplios valles, todo envuelto en un refinado halo mistico, nuestro viajero se entrega a la contemplacion de frescos y a desentrañar los misterios del santo de Asis a traves de la huella que el fraile y la propia region dejaron en la obra de artistas de todas las epocas, desde los pintores del primer Renacimiento en especial el enigmatico Giovanni di Pietro, Lo Spagna hasta autores como Goethe, Montaigne, lord Byron, Hermann Hesse, Simone Weil, Chesterton, Saramago, Franz Liszt o Pasolini. Emparentado con los cinicos e inspiracion para los movimientos utopicos de todo tiempo y lugar, aquel joven e iluminado Francisco despreciaba el dinero y practicaba la pobreza voluntaria y la predicacion para advertir a una sociedad y a una Iglesia contaminadas por el afan de riquezas, asi como para encontrar el viejo y casi olvidado camino de la sabiduria o de la salvacion. Como si hubiera vislumbrado y comprendido el futuro, se opuso con determinacion al imparable curso economico y moral de la Historia, de ahi que sea una figura constantemente revisitada.Tirando de diversos hilos, con un estilo ameno y una prosa nitida y elegante, Valero capta el encanto de una region fertil e inquieta, en el plano espiritual y en el artistico, a la que tanto debe la cultura europea.
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