Considerada la obra más relevante de Tristán de Jesús Medina, Mozart ensayando su requiem ha sido percibida por otros como una obra peculiar y difícil de encajar en el canon literario de la Cuba del siglo XIX. No obstante, es un texto de referencia de la literatura Latinoamericana.Fragmento de la obraEl dia comenzaba su vida vespertina desde que los relojes y los cuadrantes, esta vez acordes y al mismo compas, marcaron con sombra mas oscura y apagados sonidos la hora de las doce.El grandioso luminar se preparaba a morir al unisono con un alma hermana y a la manera del cenobita, columbrando los horizontes que estan detras de los nuestros, resucitando antiguas promesas infalibles, consolando a los que velan, estudian, admiran, interrogan y lloran durante la dilatada agonia.La luz dejo de vivir en rayos, ofreciendo mas bien en uno y otro punto de la antiquisima y fastuosa ciudad germanica, flores de luz dentro del ramaje de los arboles, lagrimas de luz en los surtidores de las fuentes, abrazos y besos de luz en las vidrieras de los balcones.Un silencio profundo, solemne, reinaba en todos los ambitos de la poblacion, hasta en los barrios del trabajo mas ruidoso. La luz, unicamente la luz, siempre silenciosa hasta en sus triunfos mas soberbios y en sus misericordias mas celestes, era la que parecia vivir como soberana absoluta con la soberania de la muerte, en aquella atmosfera de paz estatica.Una noticia dolorosa quebrantaba todos los corazones. Apenas comenzo a circular, el martillo del obrero cayo del brazo que le daba vida, al pie del yunque que habia atormentado toda la mañana.Trescientos hombres, ocupados en la construccion de un templo de vastisimas dimensiones, que ofrecieron por muchos meses, un golpe de vista admirable a los que contemplaban desde los balcones circunvecinos el vaiven de unos y otros, el ascenso y descenso de moles de piedra por entre los complicados andamios, el entusiasta rumor del trabajo, el consorcio del querer del hombre con las leyes severas de la naturaleza, para construir algo mas grande y digno de la perpetuidad que la montaña, quedaron instantaneamente suspensos y tristes al enterarse de la nueva inesperada. Parecian entonces marineros sobre las vergas en silenciosa actitud, como cuando la nave rinde sus homenajes a la majestad de un principe, o solemniza momentos memorables de la historia. La gigantesca fabrica parecio herida de muerte, como si el genio que la dirigia, Amphyon u Orfeo, hubiera suspendido las armonias contagiosas de su lira.
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