Roberto Arlt (Buenos Aires, 1900-1942) es uno de los menos prescindibles «fundadores» de la novela moderna argentina, aunque el reconocimiento crítico de su narrativa sólo le llegara después de muerto. Novelista de los humillados y ofendidos, a la manera de Dostoievski, de los desclasados, de los emigrantes (muy representativos de una sociedad como la porteña en el primer tercio del siglo XX), pero también novelista de lo grotesco y aun de lo fantástico, sin dejar de ser ferozmente realista, anarquizante y crítico social, más cerca siempre de «Boedo» que de «Florida».
Las crónicas viajeras de Aguafuertes españolas nos presentan una España, la de 1935, un tanto adivinada o presentida, al modo de los viajeros románticos de un siglo antes. Una España lejos de toda complacencia turística o castiza, más cercana a la España de Richard Ford o a la Andalucía trágica de Azorín que a la modernidad que estaba inaugurando entonces la Segunda República. Una mirada, la de Roberto Arlt, muy semejante a la de otro viajero americano coetáneo suyo, el también periodista y narrador cubano Lino Novás Calvo, autor de España estremecida, tan reveladora como sorprendente.
Ficha técnica
Prologuista: Fernando Iwasaki
Editorial: Editorial Renacimiento
ISBN: 9788416246106
Idioma: Castellano
Número de páginas: 208
Tiempo de lectura:
4h 54m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 19/02/2015
Año de edición: 2015
Plaza de edición: Es
Colección:
Los viajeros
Los viajeros
Número: 26
Alto: 21.0 cm
Ancho: 15.0 cm
Grueso: 0.2 cm
Peso: 290.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Roberto Arlt
Nacido en Buenos Aires en 1900, fue un escritor de ficción, dramaturgo, columnista e inventor argentino autodidacta. Hoy es considerado uno de los autores clave en la tradición literaria argentina, en especial gracias a algunas de sus novelas y cuentos, así como a los textos periodísticos conocidos como «aguafuertes». Sin embargo, su obra fue firmemente ignorada por la crítica tanto en vida de Arlt como tras su muerte, acaecida en 1942. Solo obtuvo un progresivo reconocimiento ya bien entrada la segunda mitad del siglo XX a raíz de la reivindicación de su papel renovador e iconoclasta por parte de escritores y críticos como Osvaldo Soriano, Julio Cortázar, Roberto Bolaño o Ricardo Piglia.