Macabro, ácido, ingenioso, satírico, elocuente, humorístico, inteligente... todos estos adjetivos pueden aplicarse a Saki y a su obra. Quienes hayan disfrutado de la lectura de Animales y más que animales (Avatares n.º 16) recordarán sin duda a Clovis, uno de los héroes decadentes y escépticos -cuya lengua epigramática le haría digno de figurar en cualquier obra de Oscar Wilde- de los que se vale Saki para zarandear y mortificar a la sociedad eduardiana de su tiempo. En las Crónicas de Clovis el lector encontrará todos los elementos que caracterizan la obra de Saki, desde lo puramente macabro al humor más disparatado, sazonado con diálogos ingeniosos y personajes tan absurdos que sólo pueden ser británicos. Todos los cuentos de Saki son un ejemplo de brevedad y eficacia; un cuchillo lanzado al lector, ya sea para provocar su risa o moverle al espanto. No es extraño que entre sus discípulos se encuentren Tom Sharpe y Roald Dahl. «Si empiezas un relato de Saki, lo terminarás. Cuando lo hayas terminado, querrás empezar otro; y cuando los hayas leído todos, jamás los olvidarás», decía Tom Sharpe. Y en palabras de Borges: «Con una suerte de pudor, Saki da un tono de trivialidad a relatos cuya íntima trama es amarga y cruel. Esa delicadeza, esa levedad, esa ausencia de énfasis puede recordar las deliciosas comedias de Wilde».
Ficha técnica
Traductor: Manuel Ortuño
Editorial: Valdemar
ISBN: 9788477022824
Idioma: Castellano
Número de páginas: 240
Tiempo de lectura:
5h 40m
Encuadernación: Tapa dura
Fecha de lanzamiento: 12/10/2005
Año de edición: 2005
Plaza de edición: España
Colección:
Avatares
Avatares
Número: 35
Especificaciones del producto
Escrito por Saki
H. H. Munro (1870-1916) nació en Birmania, hijo del Inspector General de la policía británica. Su madre murió al poco de nacer él, por lo que fue expedido a Inglaterra al cuidado de dos viejas tías solteras, empeñadas en una infatigable guerra doméstica, que le amargaron la niñez. En esta infancia desdichada, apuntó Graham Greene, está la clave de la crueldad atildada que constituye la nervadura de casi todos sus cuentos: nadie como él maneja ese humor tétrico que otorga carta de trivialidad a lo horrible.Foto (PDM) from The War Illustrated 31 July 1915