Mi difícil e intrigante expereincia con el COVID. Durante bastantes años Cristina y yo hemos vivido separados por una manzana, ella en la calle Ferraz de Madrid y yo en Juan Álvarez Mendizábal, nos habremos cruzado cientos de veces. Pero fue bastantes años más tarde cuando nos conocimos cerca del pantano de Valmayor. La vida acaba cuando no has dado suficientes patadas en el culo a "La Pelona”, que dicen los mexicanos. Cristina lo hizo, casi sin darse cuenta. Cuando estaba en ningún sitio, como pudo atestiguar su amiga que fue a visitarla durante el coma y no la encontró. Logró estar viva y muerta al mismo tiempo, como el famoso gato de Schrödinger. Atrapado para siempre jamás en la paradoja cuántica, encontré la frontera definitiva, la magia que siempre busqué en el sitio equivocado.