Lady Grace Belmont está en la ciudad para disfrutar de su primera y única temporada de baile antes de casarse con su agradable pero distraído vecino. Aunque ella misma ha suplicado poder ir a Londres antes de casarse, su altura y exuberante cuerpo la hacen sentirse extremadamente rara. Con tan solo mirar a la hermosa amazona que hay en la otra punta de la sala David Wilton, el barón Dawson, queda prendado de ella. Ha ido a la ciudad a encontrar esposa y Grace encaja a la perfección con lo que está buscando. Ambos congenian y mantienen una ingeniosa conversación pero pronto se dan cuenta de que la relación que ha habido entre sus familias es un gran obstáculo. La madre de David dejó plantado al padre de Grace; la tía de Grace y el tío de David no pudieron estar juntos a causa de este escándalo y parece que David y Grace siguen el mismo camino. Grace no desea enfadar a su padre dejando al hombre que ha elegido para ella plantado en el altar, a menos de que David pueda convencerla para que se deje guiar por su corazón. Antes de que Grace pueda poner en orden sus pensamientos se encuentra entre sus brazos y cometiendo sorprendentes faltas de decoro una tras otra. Es imposible resistirse al diabólico atractivo del barón, y eso por no mencionar sus espléndidos músculos. Su adorada tía y carabina le aconseja que sea paciente pero Grace no parece dispuesta a escuchar. El atractivo barón le está susurrando unas cosas tan agradables al oído…
Ficha técnica
Editorial: Viamagna Ediciones
ISBN: 9788492688951
Idioma: Castellano
Número de páginas: 353
Tiempo de lectura:
8h 24m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 12/02/2010
Año de edición: 2010
Plaza de edición: Barcelona
Especificaciones del producto
Escrito por Sally MacKenzie
Sally MacKenzie siempre quiso ser escritora. Fue a la universidad y se graduó en Filología inglesa. Después de eso, hizo lo que muchos graduados de su misma especialidad suelen hacer: se inscribió en la Facultad de Derecho. Sin embargo, no podía quitarse de la cabeza su sueño de escribir. A medio camino de su nueva carrera, se dio cuenta de que no le apetecía nada convertirse en abogada. Se dio de baja, volvió a su casa en Washington D.C. y, cuando sus hijos se hicieron mayores, se fueron a la universidad, se casaron y el nido empezó a quedarse vacío, se puso a escribir su primera novela.