Olivia vive una vida perfectamente ordenada, con un trabajo estable, dos maravillosos hijos y un marido que la quiere aunque sea parco en detalles. La vuelta de Mario, una amante con el que mantuvo una relación puramente física, pone su mundo patas arriba y Olivia deberá decidir si se aferra a su cómoda pero insatisfactoria vida, o por el contrario se lo juega todo a una carta y se lanza a una aventura de final incierto. En Espérame en París el triángulo amoroso no se resolverá hasta las últimas páginas y La ciudad del amor desempeñará un papel fundamental en la decisión de Olivia.