La tesis que Antonio Civantos formula en este libro se fundamenta en que Ernest Hemingway, Premio Nobel de Literatura de 1954, se atrevió a escribir sobre una materia, la Tauromaquia, de la que ignoraba casi todo. Primero en su libro “Muerte en la tarde”, una obra que no tuvo más remedio que plagiar en casi dos tercios de su totalidad. En cambio, su segundo libro, “El verano peligroso”, desgraciadamente sí está escrito por la mano de Hemingway, y el escritor americano lo utiliza como arma arrojadiza para zaherir sin consideración el orgullo y la dignidad de un gran torero, Luis Miguel Dominguín, mientras ensalza hasta la exageración a otro gran torero, Antonio Ordóñez.