Este libro parte de una tesis incómoda: no basta con culpar a los políticos, las elites o las leyes. Si nuestras instituciones no funcionan es, en buena medida, porque responden a nuestras propias preferencias mal informadas, contradictorias e incoherentes. La culpa es nuestra no busca escándalos ni denuncia moral, sino comprensión. Muestra con rigor y claridad cómo nuestras decisiones colectivas como votantes, ciudadanos y consumidores alimentan un sistema que luego criticamos. Con un estilo incisivo pero moderado, Benito Arruñada recorre los mecanismos profundos que explican el estancamiento español: desde la educación y la vivienda hasta la organización autonómica y la cultura política. Frente a la comodidad de buscar culpables externos, propone una salida exigente pero realista: una ciudadanía mejor informada, más responsable y menos vulnerable a promesas mágicas.