LA METÁFORA DE LAS CANICAS

Elena, mujer de Pablo, se entera del repentino fallecimiento de la madre de su amiga Sandra. La muerte de la señora, aparentemente natural, se ve enturbiada por un supuesto robo en casa de la difunta. La amistad entre Elena y Sandra, hace que Pablo inicie, a regañadientes, una investigación de la que no está nada convencido.

Las escasas averiguaciones desesperan a Pablo, ya que todo parece haber sido fruto de una fatal casualidad.

Un golpe de suerte los pone sobre la pista de unos homicidios cometidos en Vigo dos años antes, con un modus operandi similar.

Estamos en el año 2024 y un asesino múltiple, con pocos escrúpulos, amenaza la calma de su querida ciudad.
“—Al final nada tiene sentido —le dije agotado.
—Si no tiene sentido amigo mío, es que no es el final.”

La frenética búsqueda del culpable se convierte en una lucha contrarreloj, donde no hay lugar para ideas preconcebidas y en la que el instinto será la única opción.

Estos son los ingredientes de esta novela gris (no llega a ser novela negra), con ciertos toques de humor, aderezada con las canciones del grupo favorito de su protagonista.