El ensayo filosófico La paz perpetua, publicado por Kant en 1795, poco después de la paz de Basilea entre Francia y Prusia, esboza un orden de paz permanente entre los Estados que se presenta, asimismo, como la meta final de la historia humana. Desde esta meta final de la paz perpetua se explica también la necesidad de una constitución republicana en cada Estado, necesaria, a su vez, para el desarrollo en plenitud de las disposiciones naturales antagónicas del hombre (su insociable sociabilidad). La instauración de la paz perpetua cuenta, por tanto, con la garantía última que ofrece la propia naturaleza humana al utilizar el antagonismo como una argucia hacia la concordia. Si bien esta garantía no es suficiente para vaticinar un futuro de paz, sí lo es para obligar a los hombres a trabajar en la consecución de ese anhelado fin. La paz permanente entre los Estados se revela, por tanto, como el corolario indispensable de la conjunción de los principios de la política interna y de la política exterior. Este pequeño ensayo remite necesariamente a otras obras de Kant, anteriores y posteriores a 1795, en las que desarrolla más detalladamente su filosofía de la Historia, así como su concepción del Estado y del Derecho.
Ficha técnica
Traductor: Joaquín Abellán García
Editorial: Tecnos
ISBN: 9788430955824
Idioma: Castellano
Número de páginas: 176
Tiempo de lectura:
4h 7m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 29/01/2013
Año de edición: 2013
Plaza de edición: Es
Colección:
Clásicos - Clásicos del Pensamiento
Clásicos - Clásicos del Pensamiento
Alto: 20.0 cm
Ancho: 13.0 cm
Grueso: 1.1 cm
Peso: 204.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Immanuel Kant
Königsberg, (1724-1804). Immanuel Kant vivió prácticamente por entero su existencia en su ciudad natal. Estudiante de teología, pronto se introdujo en la filosofía racionalista y en la ciencia natural. La vida que llevó ha pasado a la historia como paradigma de existencia metódica y rutinaria. En el pensamiento de Kant se distinguen varias etapas: la precrítica, caracterizada por su apego a la metafísica racionalista de Wolff y su interés por la física de Newton; la crítica, en la que trata de fundamentar el conocimiento humano y fijar así mismo sus límites; y una final en la que Kant trató de unificar ambas críticas estudiando el llamado goce estético y su finalidad en el campo de la naturaleza.