En "Persona y democracia" (1958), uno de los textos más abiertamente sociopolíticos de cuantos escribió María Zambrano (1904-1991), se deja ver con claridad su compromiso cívico y su condición, siempre en búsqueda, de ciudadana: «la política, escribe, es la actividad más estrictamente humana». La Europa de la primera mitad del siglo XX, avasallada y al borde de la destrucción a causa de diversos períodos tan convulsos como fatídicos, debía erigir de nuevo, a juicio de Zambrano, una sociedad humanizada que construyera, a su vez, instituciones democráticas en las que sus protagonistas, las personas, pudieran desarrollarse plena y libremente. Para ella, la política debía ser parte inexcusable de la cultura y, a la vez, ingrediente fundamental de una actitud de «reforma, creación, revolución».
Introducción de Rogelio Blanco.
[Esta edición reproduce la fijación del texto que hizo María Luisa Maillard García en el Vol. III de las OO.CC. de María Zambrano, 2011.]
Ficha técnica
Prologuista: Rogelio Blanco Martínez
Editorial: Alianza Editorial
ISBN: 9788491813880
Idioma: Castellano
Número de páginas: 232
Tiempo de lectura:
5h 29m
Encuadernación: Tapa dura bolsillo
Fecha de lanzamiento: 28/02/2019
Año de edición: 2019
Plaza de edición: Es
Colección:
El libro de bolsillo - Bibliotecas de autor - Biblioteca Zambrano
El libro de bolsillo - Bibliotecas de autor - Biblioteca Zambrano
Número: 3746
Alto: 18.0 cm
Ancho: 12.0 cm
Grueso: 1.1 cm
Peso: 183.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por María Zambrano
Filósofa española. Nacida en Vélez-Málaga (Málaga) en 1904, fue discípula de José Ortega y Gasset y profesora en la Universidad de Madrid. Durante la Guerra Civil española (1936-1939) participó en algunas comisiones de ayuda humanitaria y cultural y se exilió en México, a donde llegó en 1939. Profesora de la Universidad de Morelia, se trasladó muy pronto a La Habana, en cuya universidad enseñó durante varios años, así como en la Universidad de Puerto Rico. Posteriormente vivió en Italia y en Suiza antes de su regreso definitivo a su país. Para Zambrano, la filosofía no era sólo una cuestión de conceptos, sino de símbolos que deben abordar los problemas esenciales de la trascendencia y los grandes misterios de la vida humana. Murió en 1991.