Frente a la crítica condición en que se encuentra la lírica actualmente, no puedo más que aseverar, aunque con mucha tristeza, el cumplimiento de los vaticinios formulados por el ilustre Manuel García, quien a comienzos del siglo XX, denunciaba abiertamente la decadencia de la cual el canto venía siendo objeto, refiriéndose al mismo como un Arte Perdido.
Hoy, faltando maestros que verdaderamente conozcan los secretos de este arte y alumnos dueños de una pasión, voluntad y vocación inquebrantables, el estudio del canto se ha convertido en una utopía. ¿Qué pasó con el legado instructivo que nos dejaron los grandes compositores, maestros e intérpretes del pasado, aquellos que crearon y robustecieron esta sublime forma de expresión? Una vez más, hemos sido víctimas del olvido y el facilismo.
En contraposición a las nuevas escuelas que no sólo niegan las raíces de este singular menester sino que también lo envilecen, ofrezco al público la presente traducción y revisión en español del trabajo más acabado (humilde criterio personal) de Manuel García, deseando que maestros y alumnos puedan enriquecerse con las enseñanzas que este tratado, único en su especie, contiene.
Manuel García (Huéscar, 1966), es poeta, ensayista, traductor, crítico literario, encuadernador, editor y violagambista. Tiene publicados los poemarios: Estelas (1995), Sabor a sombras (1999), Cronología del mal (2002), Poemas para perros (2007), Manual de Cordura (2007), De bares y de tumbas (2011), La sexta cuerda (2014) y Es conveniente pasear al perro (2017); además de varios ensayos de crítica literaria y traducciones. Es experto en la vida de Ganivet en Helsinki y Riga, siendo el único traductor de los poemas franceses (dedicados a Mascha Diakovsky), de Ganivet en Finlandia. Mañana, cuando yo muera es su primera novela.