Vanderbeke vuelve a impresionarnos con otro devastador retrato de la familia pequeñoburguesa alemana. Cuando en los años sesenta, Europa Occidental gozaba de una paz condicionada por la permanente amenaza de la «guerra fría», una pareja dirime sus desavenencias ante la perplejidad de sus hijos, que no tienen más remedio que tomar cartas en la tragicómica guerra marital. Como calco casi exacto de la situación política circundante, los padres se instalan en esa ambigüedad que supone el vivir en una paz que no es paz, pero que tampoco es guerra. Y lo mismo que en Mejillones para cenar, la mirada supuestamente inocente de un niño es el instrumento que utiliza Vanderbeke para poner en evidencia una realidad cuya cara más absurda, aunque a veces pretendamos olvidarlo, nos tiene como protagonistas.
Ficha técnica
Traductor: Mireia Calvet Creizet
Editorial: Salamandra (Publicaciones y Ediciones Salamandra, S.a.)
Irrumpió en el panorama literario alemán en 1990 con Mejillones para cenar, que, junto con Alberta tiene un amante, la situó entre las autoras más leídas y premiadas de la literatura alemana actual. Como los protagonistas del libro, su familia huyó de la Alemania Oriental hacia la RFA. Desde 1993 hasta su muerte vivió en una pequeña localidad del sur de Francia.