Creo en un Dios creador de todo lo que vemos y lo que no vemos. Creo en un Dios sabio que nos da para que aprendamos. Aunque cómo lo reparte se escapa a mi entendimiento. Hay personas que viven sin apenas sufrimiento, mientras que otras luchan con todas sus fuerzas para superar el dolor, y cuando vuelven a disfrutar se ven obligadas a volver a luchar, sin casi tiempo para descansar y recuperarse. Seguro que estas personas aprenden más, valoran más, agradecen más. Pero, ¿son por ello más felices que los que sufren menos? ¿Es necesario tanto dolor para ver lo que otros no ven?