Cuando, en otoño del pasado año, sacamos a la luz la novelaTuyo es el reino (Andanzas 317), del escritor cubanoAbilio Estévez,estábamos ya absolutamente convencidos de que no iba a pasar desapercibida. No solo la critica, que la recibio con encendidos elogios, sino tambien el publico lector, que desde su publicacion ha ido justificando varias reimpresiones, y los editores extranjeros, que la estan traduciendo a once lenguas, nos confirman que, en efecto, teniamos entre manos unaobra maestra.Los cuentos que componen este volumen, comenta el propio autor, fueron creados en diferentes años, es decir, en diversas estaciones espirituales. Los mas antiguos corresponden a mediados de los años ochenta; los ultimos fueron componiendose hacia 1996. Muchos de ellos, acaso la mayoria, surgieron a la vez que iba naciendoTuyo es el reino. Cabe añadir que, para los protagonistas de estos relatos,el horizonte es siempre algo mas que una simple linea imaginaria. En el se condensan, mas bien, losmiedos,anhelos yesperanzas de unos seres que aspiran a alcanzar el infinito. Asi sucede, por ejemplo, en Tosca, en el que una lejana noche de gloria operistica cambiara para siempre la vida de un anodino profesor de historia. O en Regreso a Citerea y Tres leyendas autobiograficas, que desarrollan hasta sus ultimas consecuencias el poder destructivo del amor. No en vano escribeEstevez: El hombre es la suma de todos sus sentidosAbilio Estevez nacio en 1954 en La Habana, ciudad donde se licencio en lengua y literatura hispanica e hizo estudios de filosofia. Fue asesor dramatico de varios grupos teatrales y autor de diversas obras -La verdadera culpa de Juan Clemente Zenea (Premio de la Critica Cubana 1987) o La noche (XXIV Premio Tirso de Molina de Teatro, Madrid, 1994), entre otras-. Ha escrito numerosos estudios sobre literatura cubana y un libro de prosas poeticas -Manual de tentaciones, Premio de la Critica Cubana, 1989 y Premio Luis Cernuda, Madrid, 1989- que pronto rescataremos.No lo ignoro, diceEstevez deEl horizonte y otros regresos, esta bien claro que escribir un cuento no sirve en absoluto para escribir una novela; y sin embargo, en muchos casos estos cuentos me sirvieron para llenar los momentos de fatiga o esterilidad o desanimo que me provocaba la novela. Por lo demas, la relacion mas importante entre todos ellos es la que les confiere el haber sido escritos por la misma paradojica persona.
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