Alan Riding es un escritor británico nacido en Brasil. Durante muchos años fue corresponsal de The New York Times en el extranjero. Después de dirigir las delegaciones del periódico en México, Brasil y Francia, y de ejercer como corresponsal de arte europeo, ahora escribe teatro. Residente en París, como Sebastião Salgado, ambos son amigos y colaboradores desde principios de la década de 1980.
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Alan Riding, Leslie Dunton-DownerThe composers From Monteverdi to Adams, learn more about the lives of the operatic masters. The performances Discover hundreds of classic and modern opera interpretations through stunning photography. The operas Synopses of more than 160 operas from around the world. The definitive visual guide Explore 400 years of music drama, from late-Renaissance Italy to the modern day.
Als anys trenta, París era la capital cultural del món. A la ciutat, s’hi aplegaven tots els artistes, escriptors, músics i actors. Però el 14 de juny de 1940, l’exèrcit de l’Alemanya nazi va ocupar
En los años treinta, París era la capital cultural del mundo. Allí estaban todos los artistas, escritores, músicos y actores. Pero el 14 de junio de 1940, el ejercito de la Alemania nazi ocupó París y subitamente el mundo cultural tuvo que preguntarse, ¿Que hacer? Algunos se exiliaron, como Andre Breton; otros huyeron para encontrar la muerte mas adelante, como Irene Nemirovsky; otros pasaron a la clandestinidad y se sumaron a la Resistencia; la gran mayoria intento seguir viviendo y desarrollando su obra. Bajo el nazismo, la actividad cultural de Paris se mantuvo en todo su apogeo. Al constatarlo surgen una serie de preguntas: ¿Como abordaron artistas e intelectuales el peor momento politico de la ciudad en todo el siglo XX? ¿Acaso el talento y el estatus trajeron consigo una mayor responsabilidad moral? ¿Es posible que una cultura floreciera en ausencia de libertad politica? ¿Acaso trabajar durante la ocupacion supuso automaticamente un acto de colaboracionismo? ¿Se puede sancionar a un escritor que ha cometido el "crimen" de tener una opinion? ¿Tienen los pintores, musicos y actores mas dotados la obligacion de ejercer el liderazgo etico? La busqueda de respuestas a todas esas preguntas supone el punto de partida de este libro.
En los años treinta, París era la capital cultural del mundo. Allí estaban todos los artistas, escritores, músicos y actores. Pero el 14 de junio de 1940, el ejercito de la Alemania nazi ocupó París y subitamente el mundo cultural tuvo que preguntarse, ¿Que hacer? Algunos se exiliaron, como Andre Breton; otros huyeron para encontrar la muerte mas adelante, como Irene Nemirovsky; otros pasaron a la clandestinidad y se sumaron a la Resistencia; la gran mayoria intento seguir viviendo y desarrollando su obra. Bajo el nazismo, la actividad cultural de Paris se mantuvo en todo su apogeo. Al constatarlo surgen una serie de preguntas: ¿Como abordaron artistas e intelectuales el peor momento politico de la ciudad en todo el siglo XX? ¿Acaso el talento y el estatus trajeron consigo una mayor responsabilidad moral? ¿Es posible que una cultura floreciera en ausencia de libertad politica? ¿Acaso trabajar durante la ocupacion supuso automaticamente un acto de colaboracionismo? ¿Se puede sancionar a un escritor que ha cometido el "crimen" de tener una opinion? ¿Tienen los pintores, musicos y actores mas dotados la obligacion de ejercer el liderazgo etico? La busqueda de respuestas a todas esas preguntas supone el punto de partida de este libro. "Para escribir sobre el mundo literario y art