Alba Gonzalez (Málaga, 2004) es una adolescente que empezó a escribir cuando tenía 12 años. En 2017, Alba entró en depresión y dos años más tarde tuvo anorexia. Tras varios intentos de suicidio ingresó en un centro en el que decidió convertir todo su malestar en un libro que pudiese ayudar a las demás personas a sentirse comprendidas y acompañadas, y entonces escribió su primer libro, Una vida sin salud mental (marzo 2022).
Tras esto, consiguió hacerse un hueco en las redes sociales, donde ya cuenta con más de 100.000 seguidores.
Visto el recibimiento, decidió autopublicar su segundo libro en mayo 2022, Todo lo que me queda por contar.
En el que se abre mucho más y hace la denuncia que nunca se atrevió a formalizar.
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Una vida sin salud mental es un libro con escritos muy íntimos de la autora. Trata varias enfermedades mentales como la depresión, la ansiedad no adaptativa y la anorexia, un trastorno de la conducta alimentaria. No es una obra positivista y quizas tampoco esperanzadora, pero es un libro que muestra lo real y lo duro que es pasar por estas enfermedades y no ver la salida. Es un libro con el que definitivamente te sentiras identificado si estas pasando o has pasado por lo mismo. Y esa era la verdadera intencion de Alba, que pudieses leerlo y no te sintieras sola pero tambien que pudieses ver la importancia de pedir ayuda a tiempo, aunque en ese momento ya sientas que no hay nada que hacer.
Cuando nuestro pasado se planta en nuestro presente y crece la herida regada por el recuerdo, solo nos queda entender que hasta la cicatriz que parecía curada puede volver a doler. Que tan importante es ponerse la tirita como quitarla, de vez en cuando, para tratar el recuerdo que sigue infectando la herida. Cicatrices que aun duelen es un canto a la defensa de la verdad de uno mismo. Alba Gonzalez nos habla sin tapujos de la salud mental, se enfrenta cara a cara a los fantasmas que asolan el siglo XXI, como la depresion y la ansiedad generalizada. Y es que, incluso si queremos evitar afrontar la realidad que nos rodea, las cicatrices siguen estado ahi y, cuando menos te lo esperas, vuelven a palpitar.