Beverly Cleary es una escritora estadounidense, nacida en Oregón. Se graduó en la Universidad de Berkeley y después estudió en la Universidad de Washington, donde se especializó en biblioteca infantiles. En 1955 escribió su primer libro, y a partir de entonces sus más de treinta novelas han tenido innumerables premios.
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Ramona estaba muy contenta al terminar el primer día en el colegio. Se había encontrado de nuevo con sus viejos amigos y, lo mejor de todo, la señora Meacham, su nueva profesora, les había encargado una pequeña redacción ¡y había seleccionado la suya para leerla en clase! Comenzaba así: “Me llamo Ramona Quimby. Tengo una hermana pequena. Es mona. Crita cuando tiene ambre”. Al día siguiente, el entusiasmo se le desinfló como un globo pinchado cuando vio en la pizarra una lista que comenzaba con las palabras pequeña, grita y hambre... Se avecinaba un curso duro porque, además de mejorar en ortografía, Ramona tendría que afrontar en los meses siguientes unas cuantas dificultades más. Pero con la ayuda de su familia y sus amigos las superará todas, y descubrirá de paso una cosa muy curiosa: ser imperfecto es perfectamente norma.
Leigh Botts, un niño de diez años, decide escribir a su escritor favorito, el señor Henshaw. Más tarde, y siguiendo los consejos del señor Henshaw, empieza a redactar un diario donde se reflejan sus problemas familiares y escolares así como sus más profundos sentimientos. A través de las cartas y el diario se puede seguir la evolución psicológica del protagonista, que al empezar a escribir rechazaba la separación de sus padres, y al terminar puede comprenderla y entenderla.
Los Quimby han invitado a unos vecinos el día de Año Nuevo para celebrar que el señor Quimby ha encontrado trabajo en un supermercado después de una larga temporada en paro. Sin embargo, en la fiesta, no todo resulta agradable, especialmente para Ramona, que tiene que soportar a la pequeña Guillermina, la hermana pequeña de su amigo Javi, una niña traviesa con la que comparan constantemente a Ramona cuando tenía la misma edad. A Ramona no le gustan estas comparaciones, tampoco le gusta que su madre haga más caso a su hermana Bea, ni que la regañen constantemente, ni que sus padres discutan entre ellos o con Bea.