Nuestra especie zoológica, los humanos, racionalmente o no, voluntariamente o no, ha decidido encriptar la vida, tornarla incomprensible e irresoluble. La acumulación de actos desviados a lo largo de la historia de nuestra extraña especie, nos ha traido hasta este punto, un punto en el que hemos creado una realidad algebraica, preñada de verdades aparentes, de falacias camaleonicamente cubiertas por velos de percepcion real, de valores esteriles, de objetivos torticeros, de relaciones ortopedicas, profilacticas o esteticas. Dentro de esta realidad lacerante habita hoy el ser humano. Nosotros, en masa y como especie, somos los exclusivos responsables del actual estado de cosas.
CESAR GONZ LEZ entró en la poesía por una ventana alta, pisando los hombros de un cómplice que no tenía ni idea de las riquezas que atesoraba aquel palacio. Al principio le sirvió para hablar de lo que habia sido su vida. (Se dice que la poesia es pura gratuidad, pero quien le toma el pulso sabe que siempre garpa: "Yo quiero poesia -dice Cesar- que tenga un valor de uso"). Pero ya no se lo siente prisionero de su historia. Obvio, uno no deja nunca de ser quien fue. ("Hasta en los gusanos de tu cuerpo / esta la lucha de clases"). No obstante, en estos textos se ve mas presente que pasado. Del futuro no hay que preocuparse, sabemos de que va. ("Voy mejorando como suicida / No parare hasta ser un gran muerto"). Sin embargo, Cesar suena hoy como quien se deshizo de todas las muletas -entre ellas, los adjetivos que usaban para aprisionarlo- y por fin se siente comodo siendo poeta a secas. La rabia de los justos sigue vibrando en el. ("iSoy la zarza mas terrorista!", dice el mas plebeyo de nuestros oraculos). Pero a medida que avancen en la lectura descubriran que tambien hay poemas de amor: lo mas parecido a un triunfo que disfrutaran en mucho tiempo. Este libro es una cosa preciosa que, por supuesto, incluye su propio valor de uso. ¿O no formamos parte, acaso, de la comunidad de quienes -como Cesar Gonzalez-, no aceptamos ahogarnos con la saliva de lo que queremos gritar? Marcelo Figueras
Dejando atrás el seudónimo de Camilo Blajaquis, Cesar González nos presenta su segundo libro Crónica de una libertad condicional. Un repaso poético de cómo fue su proceso de "reinsertación en la sociedad", una sociedad en la que nunca estuvo insertado, como él mismo plantea. Nos hace recorrer, página tras página, la aventura de volver a la ciudad luego de varias temporadas tras las rejas.
Hacer un milagro sin la ayuda de ningún Dios es una frase del presente libro que define de manera absotula lo que el jovén poeta y cineasta César González hizo con su propia vida; él mismo forjó su milagro, él mismo construyó su acontecimiento. Por eso, un susurro de transcendencia y metafísica recorre sus letras.