Esta obra cierra un ambicioso proyecto, iniciado a finales de la década de 1980 por un grupo de jóvenes profesores que nos propusimos estudiar la Monarquía hispana con una nueva metodología, abandonando los estrechos caminos que trazaba la historia realizada con estructuras unidimensionales, cuyo conocimiento de la realidad resultaba hasta cierto punto falso, incompleto o alterado. Pretendiamos construir una historia interdisciplinar cuyos frutos pudieran ser aprovechados por los especialistas de las diversas materias (literatura, arte, musica, linguistica, espiritualidad, etc.) que componen la realidad social, lejos de los rancios planteamientos de la historia liberal que aun perviven en los mas recientes manuales universitarios y en las ultimas Historias Generales de España. El modelo fue el de la corte. Ciertamente, el tema ya no era original, pues, al amparo de las obras de Norbert Elias, habian surgido numerosos estudios y grupos de investigacion en algunas universidades europeas que perseguian ese mismo objetivo, si bien, no todos coincidian en la definicion del objeto investigado. Con todo, de la lectura de las publicaciones aparecidas se deduce que concebian la corte como un espacio (sin precisar su extension) reducido al entorno del rey donde se desarrollaba un modo especifico de hacer politica, en el que las ceremonias y etiquetas resultaban esenciales para entenderla. Ahora bien, la corte que estos estudios presentaban seguia constituyendo (al menos en el subconsciente intelectual) una parte del modelo (si se quiere central y esencial) del estado liberal burgues, por lo que no habia necesidad de preguntarse por los fundamentos ideologicos y filosoficos que la justificaron, ni por los elementos que la componian y articulaban; es decir, habian contribuido a añadir nuevos temas, pero sin alterar los planteamientos tradicionales.
La notable expansión urbana del siglo XIX hizo necesario que se levantaran planos geométricos de las poblaciones. La Real Orden de 25 de julio de 1846 estableció que los ayuntamientos los hicieran a escala 1:1.250, pues eran instrumentos imprescindibles para acometer la reforma de las ciudades y dotarlas de infraestructuras. Granada cumplio muy pronto esa orden, de modo que en 1853 el arquitecto Jose Contreras dio por concluido dicho plano, cuya calidad fue cuestionada desde aquel mismo momento. E
Los Sitios Reales, nos muestran la evolución de la organización política de la Monarquía hispana, al tiempo que estructuran y organizan un gran espacio "cortesano" que polariza territorios y poblaciones aledañas y transforma y reestructura paisajes. Esta publicacion se ha realizado dentro de las actividades de los proyectos "La herencia de los reales sitios. Madrid, de corte a capital (Historia, Patrimonio y Turismo)" de la Convocatoria de Programas de I + D en Ciencias sociales y Humanidades 2015 de la Comunidad de Madrid, del Proyecto de Excelencia del MINECO "Del patrimonio dinastico al patrimonio nacional: los Sitios Reales" y del Proyecto de Excelencia del MINECO "Cartografia y catastro de los Sitios reales españoles y sus entornos (siglos XVI-XIX): tradicion e innovacion".