La materia de la que están hechos los hombres es el territorio que transita este poeta singular, que murió apenas cumplidos veintiocho años.En la única entrevista que se le conoce, Daniel Faria confiesa: Hay poemas que brotan de pronto: aparecen asi y me resulta imposible retocarlos. Los poemas de Hombres que son como lugares mal situados no se muy bien como los compuse; fueron escritos cuando estaba para entrar en el Monasterio y me hallaba como en estado de gracia absoluto. Y añade: Senti entonces que los poemas se nos dan. Construirlos es un ejercicio de obediencia.Examinar al hombre, comprobar su transformacion, investigar las razones que lo mueven y sospechar apenas el misterio que anida en su corazon es, sin duda, parte esencial del oficio del poeta.
En algún momento, mientras el joven novicio ponía por escrito los poemas que verían la luz tras su inesperada muerte, pasó por su cabeza titular el libro De las cosas que sé del cielo.Aquella frase encerraba una profunda certeza: que las poesias agrupadas en el nuevo volumen ya no procedian de lo sabido y experimentado, sino de un sencillo misterio que se abria paso en el interior de aquel aprendiz de contemplativo.Finalmente, los editores consideraron que el poemario debia llevar por titulo De los liquidos, la materia que mas abunda en un ser vivo y que hace posible que viva. Fue entonces cuando el libro se transformo en una especie de clasificacion ascendente, cuyo liquido primero es el agua de las nubes y los rios, el segundo es la saliva que cura la ceguera y el septimo y ultimo la sangre del cordero.
Luz, naturaleza y silencio. Hilos para tejer la obra de un poeta singular que murió apenas cumplidos veintiocho años.Porque solo una mirada enfebrecida sueña con llegar al interior de la piedra y navegar por rios de savia y sangre que dan acceso a los seres.Porque solo un ciego deslumbrado por la existencia es capaz de dotar a su lenguaje de la mistica cotidiana.Porque solo una palabra despojada se atreve a respirar en el misterio del silencio