Un laberinto en el que se entra para no salir. Estamos en 1861. Hace una semana que un pavoroso incendio ha acabado con el teatro del Liceo, y cuando aún las cenizas albergan el rescoldo de esa tragedia singular, Claudia Fontanellas y Sala regresa a su casa dieciseis años despues de haber desaparecido tras un misterioso secuestro, novelado años mas tarde por Antonio Altadill en su muy popular Barcelona y sus misterios.Lamberto, hermanastro de Claudia, segundo marques de Fontanellas y dueño de la poderosa banca Casa Fontanellas, lo reconoce y lo aloja en la vieja casa familiar de la Plaza del Palacio. Pero, al cabo de una semana, Lamberto decide expresar al juez Francisco Larraz sus mas que serias dudas acerca de la identidad del presunto hermano...Asi comienza una trama que se desarrolla en el rico periodo historico de la segunda mitad del ochocientos barcelones, cuando surge la Renaixenc;:a y se anticipa, con la Revolucion del 68, la Primera Republica. Un tiempo lleno de atractivas figuras: Pitarra, Monturiol, Clave, Altadill, Almirall, Cerda, Tresserra, Robert i Robert..., algunas de las cuales pasean su catalanidad y su republicanismo federal por las paginas de esta novela que, sin embargo, y a pesar de la riqueza del telon social de fondo, se centra en una causa judicial cuyo protagonista encarna, dramaticamente, el oscuro conflicto de la identidad: los siempre inciertos limites de la entidad del yo. Pues lo que se ha de sustanciar en la Causa Celebre es un caso de supuesta suplantacion de personalidad; y todo ello en una ciudad que, tras el derribo de las murallas que la asfixiaban, se ensancha en busca de una fisonomia con la que poder identificarse. En la novela, atravesada por la cuestion de la impostura, aparece, como tema paralelo a la historia de don Claudia, la duda permanente acerca de si todo lo ocurrido fue real o solo es el fruto de la invencion de un novelista que, asfixiado por el volumen de los datos de su investigacion, se ve incapaz de escribir la aciaga peripecia vital de Claudia Fontanellas y Sala, que solo el cree conocer. Una estructura, por otro lado, en la que buena parte del desarrollo de los acontecimientos se ofrece desde la mirada periferica de un periodista madrileño, Fidel Esguard, habitual de la rebotiga d'en Pitarra durante la epoca en que, comisionado por el Partido Democrata, realiza un informe sobre las condiciones de vida y los esfuerzos organizativos del proletariado barcelones. Enseguida se deja atrapar, como el resto de los contertulios, por aquel polemico suceso que tuvo en vilo a la opinion publica de Barcelona durante mas de cinco años...La aparicion, al final, de un esclarecedor documento historico sobre cuya veracidad solo puede juzgar el lector, viene a cerrar el ultimo secreto de este jardin laberintico que, como queria Bergamin, ha de ser la novela: un laberinto en el que se entra para no salir, porque salir es dejar de jugar, es perder el juego, o sea, la vida.
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