Cada persona tiene derecho a decidir quién toca y quién no toca su cuerpo. Por eso, Marta se sintió muy mal cuando, en el autobús, un hombre extraño le puso las manos en su trasero. Afortunadamente, hizo dos cosas muy importantes: correr para huir y contar para pedir ayuda.
A Héctor y a Sergio les parece increíble que todavía existan hogares donde la mamá es la que se ocupa de todo en la casa. Están convencidos que lo normal es que las labores domésticas se distribuyan
Sergio desea participar en el taller de cerámica. Sus amigos consideran que esto es cosa de chicas y se burlan de él. Pero Sergio sigue adelante con su propósito, y muy pronto tendrá ocasión de aceptar las disculpas que Hector y Javier le ofrecen.
La amigdalitis de Javier se complicó por no tomar a tiempo y en la dosis señalada el antibiótico que el doctor le recetó. Tras una nueva consulta, siguió sus instrucciones al pie de la letra. Puso en riesgo el orden en su clase pero a salvo su salud y la final del campeonato.
José es un niño que permanece solo y bajo llave en su casa mientras su mamá trabaja. Son nuevos en el vecindario y su mamá piensa que así estará más seguro. Por fortuna, desde la ventana ve pasar a Yolanda y se presenta. Desde entonces, su vida si que sera mas segura.
Hay muchas cosas que huelen mal en la vida, como la pereza o el conformismo. Pero hay otras que tienen muy buen olor, como el que se generó alrededor de Yolanda el día en que hizo valer el derecho de todas las personas del colegio a tener baños limpios en la escuela.
Marta tiene miedo de contarle a su papá que obtuvo una mala calificación en matemáticas. Es la primera vez que saca una 'i' de insuficiente, y no sabe cómo actuar. Después de unos días y con la ayuda y el buen humor de su papa, descubre que esa 'i' es tambien la 'i' de inteligente.
Los coches nos llevan más rápido. ¿A dónde? Al trabajo o a la escuela, pero también a contaminar y a engordar, como sucede con las personas que abusan del coche. Sergio decide pasarse a la bicicleta, pero la ciudad parece que no esta pensada para niñas y niños.
A las personas nos sucede lo que a los coches: tenemos un acelerador y un freno. Pero algunas olvidan dónde está el freno y terminan estrellándose. Un perrito juguetón le enseña a Héctor a descubrir su freno para quitarle velocidad a su ajetreo diario con tantas extraescolares.
Yolanda, una niña ciega, cuenta en esta historia todo lo que ve. Habla de cómo son sus amigos y de lo poco que se parecen entre sí. Dice que son como los dedos de la mano: diferentes, pero suficiente
