Jacek Hugo-Bader (1957) es reportero del principal diario polaco, Gazeta Wyborcza. Ha trabajado como profesor, cargando camiones, pesando cerdos y como consejero matrimonial. Es experto en la antigua URSS y ha realizado numerosos reportajes recorriendo en bicicleta China, Mongolia y el Tíbet. Por su trabajo periodístico, comparado innumerables veces con el del maestro de periodistas Ryszard Kapuściński, Jacek Hugo-Bader ha recibido en dos ocasiones el premio Grand Presse, y en otras dos ha sido distinguido con el máximo galardón de la Asociación de Periodistas de Polonia. En España ha publicado En el valle del paraíso, El delirio blanco y Diarios de Kolimá, el cual ha sido traducido a cuatro idiomas y premiado con el prestigioso English Pen Award.
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Érase una vez un imperio por cuyos valles corrían ríos de leche y miel. Donde el progreso hacía soñar con delirios espaciales y utopías terrenales. Donde la carne de los Camaradas no perecía jamás. Un Eden de espino y hormigon que sucumbio a los envites d
This is the story of a journey like no other, as Jacek Hugo-Bader makes his way across Siberia, from Moscow to Vladivostok, in the middle of winter. Travelling alone in a modified Russian jeep, he traverses a continent that is two-and-a-half times bigger than America, awash with bandits and not always fully equipped with roads. Along the way, Hugo-Bader discovers a great deal of tragedy, but also plenty of dark humour among the reindeer shepherds, nomadic tribes, the former hippies, the shamans, and the followers of some of the many arcane religions that flourish in this isolated, impossible region.
En 1957, dos periodistas soviéticos recibieron el encargo de describir cómo sería la URSS del futuro, 50 años más tarde. Medio siglo después, en 2007, el periodista polaco Jacek Hugo-Bader decide cruzar los restos de la ex Union Sovietica a bordo de un 4x4, en invierno, desde Moscu hasta Vladivostok, usando como guia de viajes esa misma decripcion futurista: lo que encuentra no tiene nada que ver con aquel paraiso del socialismo. En su increible (pero cierta) odisea helada, Bader conocera chamanes, mafias motoristas, montañas radiactivas, policias corruptos, yonkis e incluso a Mikhail Kalashnikov, el esquivo creador del AK-47. El delirio blanco es un retrato insolito de una tierra vastisima e inclemente en la que el frio, el vodka y la locura se han apoderado de todo.
Hay en la Rusia oriental una carretera mítica, una especie de Ruta 66 donde la Historia del comunismo más sanguinario se cruza con el carácter extremo de la temperatura siberiana y su inherente despoblacion. Los mapas la denominan Autopista M56. Los locales la conocen, simplemente, como Trassa (La Ruta). Sin embargo, su nombre mas legendario es el de Carretera de los Huesos, porque bajo ese pavimento maltrecho por el que apenas circula nadie estan enterrados, para darle firmeza al suelo, miles de los prisioneros del Gulag que la construyeron por orden de Stalin.El prestigioso reportero polaco Jacek Hugo-Bader, heredero de Ryszard Kapuscinski, ha recorrido en autoestop los 2.025 kilometros de esta via. El suyo no es solo un viaje al terrible pasado sovietico que retrataron Varlam Shalamov o Aleksandr Solzhenitsyn. Es sobre todo un descenso al alma de las personas que hoy habitan este infierno helado. Hugo-Bader habla con los descendientes de los prisioneros. Escribe de estafadores y comerciantes de chatarra. De politicos corruptos y del crimen organizado. De intelectuales que sobreviven alimentandose de hongos y de espias y delatores. De chamanes y chequistas. De mineros que cavan fosas comunes mientras buscan oro, y de todos los adictos, convictos y heroes caidos que huyen de sus problemas y acaban en la region mas fria y remota de Rusia, un mundo aparte donde la Historia es un fantasma que se niega a marcharse.
Hay en Siberia quien dice tener visiones del pasado y charlas con demonios que hablan de la guerra y del gulag. Presencias que arrastran hasta los abismos de la Historia y de mundos que ni conocemos. Ocurre siempre despues de un trauma, de una grave enfermedad o tras el delirio blanco que desata el vodka. Donde los psiquiatras de la ciudad diagnostican un claro cuadro de esquizofrenia, la gente de la taiga, mas al norte, reconoce el mal del chaman. Jacek Hugo-Bader viaja hasta los confines helados de Sibe-ria para asomarse al vacio que dejo la fe comunista. Al retorno de un pueblo a una identidad anterior, previa al Pais de los Soviets y basada en la magia y el animismo. Hoy en Rusia hay mas chamanes, brujos y trabajadores extrasensoriales registrados que medicos colegiados. Y el jefe de prensa del presidente exhibe sin complejos amuletos chamanicos para protegerse del virus. Hugo-Bader recorre la frontera que separa la credulidad del escepticismo. En este viaje ha escuchado hablar de los tres chama-nes que protegian Stalingrado desde un avion militar durante la Gran Guerra Patria. Ha buscado a los herederos de Savei, el chaman mas poderoso de los siglos XX y XXI. Ha consultado a academicos que abjuraban del metodo cientifico y hasta ha caminado junto a Aleksandr, el Forrest Gump yakutio que avanza hacia Moscu deci-dido a derrocar a la serpiente alada que habita en el Kremlin y que no es otro que Vladimir Vladimirovich Putin.