Viajar en el tiempo es una vieja aspiración del ser humano. El protagonista de Lo que Newton a la Física lo consigue, pero quizás de una manera un tanto incómoda.A partir su cabeza criogenizada (hay que añadir que mediante un metodo poco ortodoxo) los cientificos del futuro consiguen reconstruir a nuestro heroe para devolverlo a una epoca que le resulta extraña e incomprensible. Pero, para este Rip van Winkle de barrio, la tarea realmente dificil sera la de recomponer las circunstancias que lo han llevado a esta situacion, intentando encajar los recuerdos confusos y deshilvanados de su antigua vida que poco a poco va recuperando.Una hilarante reflexion sobre el papel de la memoria en la construccion de la identidad de la mano de un maestro del humor absurdo y canalla.
El bizco Durán es el antihéroe gaditano. Embarcadoen mil empresas, por no resignarse a su suerte, naufraga en todas. Su heroicidad, en cambio, radica en la resignación. Aguanta los embates a pie firme, sin quejarse, como hace con las secas piñas oculares con las que le deleita su mujer, mu tranquilo, mu hombre. Conocedor de sus limites, cual filosofo griego, se contenta con poco. Hay duranes por todas las calles y esquinas de Cadiz.El bizco Duran no es el contrapunto humoristico del heroe en una novela sin heroes. Mas se asemeja al parasito plautino, que normalmente alterna su condicion humoristica con la del huesped al que acompaña. Este y aquel encarnan la condicion de pobres desgraciados que nos empuja a la risa, cuando la logica seria que nos empujara al llanto. Uno y otro se reparten las tortas, que no faltan en la comedia latina. El caso del bizco Duran es singular; el no es ni huesped ni parasito. El no reparte las tortas ni las desgracias con nadie, y esa conmiseracion nuestra no se diluye entre una multitud de personajes. Es un Quijote sin Sancho o un Sancho sin Quijote.
Mención especial del XX Premio Unicaja de Novela Fernando QuiñonesCorría el año 1980 cuando el protagonista del relato, currante de pico y pala, descubre y se apropia del rollo de pergamino que escribiera hacia el tercer tercio del siglo I a.n.e. el cómico gaditano Caio Máximo Dramático. Treinta y dos años después, la desastrosa situación anímica y económica ha arrastrado al protagonista a una obsesiva dedicación a las películas de romanos, que consume sin moderación desde su maltrecho sofá-cama de escay rojo.En compañía de sus dos inquilinos erasmus, un romano neojipi y un chino dublinés que le va traduciendo el texto del rollo, recorrerá a trompicones el relato paralelo de la espectacular Gades romana y de su miseria actual. Una narración hilvanada con el sutil, y a veces estruendoso, humor universal de sus habitantes. Una irreverente oda de amor a la ciudad y a la historia de Cádiz, galardonada con la mención especial del XX Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones.