JULIÁN REDONDO (Lozoyuela, Madrid, 1954) es presidente de la Asociación Española de la Prensa Deportiva, columnista y redactor jefe de Deportes de La Razón y colaborador de Onda Cero. Ha cubierto Mundiales de ciclismo, Vueltas, Tours y Giros, ha asistido a mundiales de fútbol y a los Juegos Olímpicos de Pekín y Londres. Distinguido con la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo, es autor de Historia universal del ciclismo y del libro A golpe de pedal, con Pedro Delgado.Con Amaya Valdemoro ha descubierto un personaje y el baloncesto femenino.
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Una historia de superación constanteAntes de nacer, la comadrona predijo que Amaya Valdemoro sería niño porque no encontraba los latidos de su corazón… No había cumplido el año cuando una e
Historias de la Ruta del Bakalao -Entre lo visible y lo invisible- cuenta la historia de Julián Redondo, profesor de karate que trabajó como portero de discoteca durante los años 90 en la Ruta del Bakalao en Valencia. Durante el libro, Julian, describe todas sus experiencias durante los complicados turnos de noche, y nos da ademas su vision intima de lo que observaba "entre lo visible y lo invisible" en aquellos ambientes de musica bakalao y drogas de diseño. El libro es una sucesion de historias cortas, la mayoria vividas por Julian en primera persona, y algunas otras experiencias que le contaban algunos jovenes que acudian a La Ruta y entablaban confianza con el. En la ultima parte Julian nos cuenta ademas algunas de sus experiencias de juventud en Quart de Poblet, en Valencia, donde sus "amigos" y sus andanzas callejeras son dignos de la mas autentica pelicula de cine kinki. A lo largo del libro Julian va contando como el ambiente tenso de su trabajo, asi como la atmosfera de la fiesta y el desenfreno que le rodeaba, le iban afectando poco a poco, hasta que finalmente experimento la catarsis que le hizo dejar ese ambiente para siempre
Una historia de superación diaria«Dicen que si al cumplir los 40 te despiertas y no te duele nada, es que estás muerto. Solo tengo 37 y no recuerdo la última vez que no sentí molestias: en las manos