Maria Lorenza Chiesara investiga desde hace muchos años el escepticismo antiguo y ha obtenido el doctorado en Oxford. Entre sus publicaciones cabe destacar su edición de Aristocles of Messene. Testimonies and Fragments (2001).
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Desde su nacimiento, la filosofía ha proyectado una sombra: el escepticismo. Sombra especialmente densa cuando el cuerpo que la proyecta es la filosofía griega. Tan lejos llegaron los escépticos antiguos en su diatriba contra el dogmatismo que rechazaron por igual a los dogmaticos afirmativos, que dicen que se puede conocer, como a los negativos, que niegan que se pueda conocer. Con esa forma de razonar, aspiraban a que el entendimiento se quedara en suspenso y lograra asi la calma. El escepticismo, cuya prehistoria se remonta a los presocraticos (Jenofanes, Democrito) y, particularmente, a los sofistas (Gorgias), surge en el siglo IV a. C. con Pirron, que acompaño a Alejandro Magno a la India. La Nueva Academia depurara su utillaje dialectico y, a la sombra de Platon, difundira la actitud observadora por el mundo. Desde el siglo I a. C. hasta el III d. C. los escepticos llevan su forma de argumentar a extremos no superados que han alimentado las fases de renovacion a lo largo de la historia de la filosofia, como se ve en los casos de Descartes, Kant y Nietzsche. El saber cauteloso del cientifico, al igual que el saber que trasciende toda ciencia del mistico, tienen en el escepticismo pirronico su principal precursor, que influira tambien en la gestacion de la filosofia de la vacuidad, que es la mas caracteristica del budismo mahayanico.
El escepticismo no es una filosofía: es una práctica de vida que puede ayudarnos a encontrar la calma en un mundo sobresaturado de opiniones y desinformación.La complejidad del mundo contemporáneo es abrumadora. Se nos exige una opinion sobre las vacunas, el cambio climatico, la inteligencia artificial o los conflictos internacionales, a menudo sin contar con informacion suficiente para emitir un juicio. Y, al mismo tiempo, nos cruzamos con personas cuyos valores contradicen frontalmente los nuestros. ¿Como evitar tanto la paralisis de la duda como el refugio en certezas dogmaticas?El escepticismo filosofico, lejos de ser una postura negativa o destructiva, nos ofrece un camino sorprendentemente util para navegar estas aguas turbulentas. Maria Lorenza Chiesara recupera la sabiduria de Sexto Empirico, el medico-filosofo del siglo II d. C., para mostrarnos como la suspension del juicio sobre aquello que no podemos conocer con certeza nos conduce, paradojicamente, hacia una vida mas serena, tolerante y equilibrada.A traves de siete lecciones accesibles y profundas, este libro nos enseña a distinguir entre las cosas "aparentes" y las "oscuras", a manejar la ansiedad producida por la incertidumbre, y a apreciar el valor de un pensamiento que permanece abierto y en constante indagacion. Una invitacion a ejercitar la duda como metodo para pensar con claridad y actuar con sensatez en tiempos donde la sobrecarga informativa y el extremismo son una amenaza constante a nuestra paz mental y social.