María Lorenzo Miguéns (Tarrío, Dodro, 1986) é licenciada en Comunicación Audiovisual e na actualidade cursa estudos para a obtención do Grao en Mestre de Educación Primaria. Como narradora obtivo en 2001 un accésit no certame Contos para a mocidade de Ourense por «Cabalos azuis» (editado pola Xunta de Galicia en 2002) e en 2007 un accésit no Premio Carlos Casares de microrrelato coa peza «O limoeiro».
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"Tonas de laranxa", a novela gañadora do Premio Xerais 2012, é, segundo os membros do xurado, un «acto de amor á lingua, arrecendente, profundo, vivo, diverso e capaz de espertar a fame do lector ou
Una historia de relojes, sueños y azahar. Una sorprendente revelación de la literatura gallega, merecedora del Premio Xerais de novela. Fue en Moreda donde los habitantes arrojaron al mar sus relojes
Una historia de relojes, sueños y azahar. Una sorprendente revelación de la literatura gallega, merecedora del Premio Xerais de novela.Fue en Moreda donde los habitantes arrojaron al mar sus relojes desde los acantilados bermejos de Mainar. Viven desde entonces ajenos al paso del tiempo, en ese pueblo donde, antes incluso de divisar los tejados, nos envuelve el olor de la bergamota y el azahar, aunque hace mucho que no quedan naranjales en la zona.Alli fue tambien donde a Amaro Oliveira, como nunca pudo navegar, se le paso la vida hablando con los angeles y construyendo en la huerta barcas de mil formas fabulosas. Va ya para siete años que desaparecio entre las charamuscas de una noche de San Juan, y su mujer, Aurora dos Santos, se murio aguardando su regreso. Y todavia lo espera, cada vez que se le aparece al nieto Tristan en la galeria de su vieja casona. Y alli regresan ahora de la India el lamparero Amir Alfarat y su hija Oriana, de aguanosos ojos verdes. No se habla de otra cosa y todos se sienten obligados a medir de nuevo el tiempo. Ahi estan en el muelle, con sus relojes recien comprados, bien atentos a la llegada del buque enorme. Desde lo alto de los cantiles, bajo su paraguas azul, el Tiroliro contempla tambien la escena, y le parece como si, de pronto, una claridad irreal encerrase el pueblo entero dentro de un pisapapeles