Aunque sean abundantes los estudios consagrados a lo largo del último siglo a la mística religiosa, ha sido muy escasa la atención prestada a aquellas formas de experiencia que, sin adscribirse a ninguna tradicion religiosa particular, parecen merecer indiscutiblemente la consideracion de misticas. Una mistica, pues, de dificil definicion, ajena a la ortodoxia, y que Michel Hulin califica de salvaje. Se trata de experiencias con frecuencia subitas, inesperadas, que aparecen incluso en personas ajenas a toda preocupacion religiosa: una repentina sensacion de comunion espiritual con la naturaleza, la entrada en una realidad atemporal provocada por un recuerdo de la infancia en principio tal vez intranscendente, la fugaz percepcion de un olor o un sabor... modalidades diversas de enfrentamiento inesperado con una realidad numinosa que procura la vivencia de un sentimiento oceanico ajena al universo religioso y que nos situa fuera de las coordenadas habituales de la realidad cotidiana. Pueden ser tambien experiencias inducidas por el consumo de determinadas substancias, tema que es analizado aqui con rigor y lucidez implacables.