Recordábase al lector, en este mismo lugar de la primera edición (1974), que Ludwig von Mises, el economista del siglo, parasus discípulos y partidarios, había fallecido, en Nueva York, el 10 de octubre de 1973. Parecia oportuno -deciase que los latinos dedicaran un recuerdo al pensador austriaco con motivo de su desaparicion de entre los vivos. Eso es lo que aquella version del presente ensayo pretendia ser: un homenaje, al maestro ya para siempre ausente, de sus seguidores hispano-parlantes, aprovechando la via que Murray N. Rothbard, buen conocedor del tema, brindaba con su obra, a la sazon recien publicada, sobre la esencia misiana, traduccion gentilmente autorizada.Una decada cumplida -el tiempo de una romana generacion- ha transcurrido. Muchas cosas han cambiado; desaparecen las personas, varian los idearios, Pero, curiosamente, el pensamiento de Mises, dia a dia, cobra mayor actualidad. Sus profecias logicas encamaron. Se produjo la crisis que el vaticinara; el paro alcanzo la dramatica dimension anunciada; los artificios monetarios dejaron de servir, provocando tan solo permanente alza de los precios de los bienes de consumo,"el pan de las masas". Las gentes, ansiosas, escudriñan buscando una nueva aurora; un amanecer que nunca se producira mientras subsista la terca oposicion de una opinion publica envilecida, desde hace mas de una centuria, por falaces predicas.La farmacopea misiana, como a continuacion se vera, contiene los remedios sanadores, que, aceptados, procurarian a las gentes lo tan añorado: pleno empleo, descenso del coste de la vida, alza real de los salarios, amenidades multiples que hoy las clases trabajadoras tienen vedadas. Es de notar que todos queremos lo mismo, coincidiendo plenamente en cuanto a los fines, en cuanto a los objetivos ambicionados; disintiendo gravemente, por el contrario, en lo que a los medios atañe, en lo que se refiere a la forma y manera de alcanzarlos.No son extrañas mixturas lo que Mises recomienda; no estamos en la oscura tienda del herbolario misterioso. Las brindadas soluciones son claras, concretas -que otros recurran a los indemostrables arbitrarismos- y su eficacia, en orden a la consecucion de las metas comunmente ambicionadas, cualquiera la comprende, sobre todo de la mano de Murray N. Rothbard.INDICENota del EditorPreambuloI. La escuela AustriacaII. Mises y la Economia austriaca: La teoria del dinero y el credito III. Mises, entre las dos guerrasIV. Mises en AmericaV. Camino de salvacion
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