"Debemos enseñar a hablar y a escribir bien", "tenemos que promover el gusto por la lectura", "debemos enseñar a comprender textos orales y escritos", pero una buena parte de nuestro alumnado no sabe hablar, no escucha, no lee... Este libro cuestiona muchas de estas ideas, aparentemente de sentido comun, que plantean la enseñanza y el aprendizaje de la lengua y propone otra manera de enfocar la educacion linguistica. La autora, profundamente comprometida en la accion educativa, pone el acento en que los usos linguisticos son tan complejos y heterogeneos como los grupos humanos a los que se dirigen, por lo que se ha de (re)conocer que la diversidad linguistica es parte de la diversidad sociocultural y que, por lo tanto, la escuela y el aula no pueden estar al margen de esa diversidad.
Debemos enseñar a hablar y a escribir bien, tenemos que promover el gusto por la lectura, debemos enseñar a comprender textos orales y escritos, pero una buena parte de nuestro alumnado no sabe hablar, no escucha, no lee... Este libro cuestiona muchas de estas ideas, aparentemente de sentido comun, que plantean la enseñanza y el aprendizaje de la lengua y propone otra manera de enfocar la educacion linguistica. La autora, profundamente comprometida en la accion educativa, pone el acento en que los usos linguisticos son tan complejos y heterogeneos como los grupos humanos a los que se dirigen, por lo que se ha de (re)conocer que la diversidad linguistica es parte de la diversidad sociocultural y que, por lo tanto, la escuela y el aula no pueden estar al margen de esa diversidad.