Éramos pocos y parió la abuela: la saga más célebre de la literatura francesa regresa a las librerías para dar su estocada final. En un universo donde lo ficticio es primo hermano de lo real, lo que tenia que ser un secuestro de mentira ha desembocado en un rapto de lo mas serio. Al frente esta Pepere, un anciano en apariencia amable, que comanda un ejercito de niños pequeños pero matones. Una red que Alceste, el escritor del genero de la verdad verdadera, esta dispuesto a destapar en su nueva novela, a menos que alguien lo impida. Con este embrollo debera lidiar nuestra familia favorita de la ficcion, los Malaussene, mientras espera la llegada a la tribu de un nuevo miembro: el pequeño Termino. Bienvenidos al desenlace de una de las sagas mas divertidas de la literatura francesa, en el que tiene cabida todo: desde ingresos residenciales hasta viajes a Estocolmo para asistir a los premios Nobel, chifladuras literarias y pantomimas criminales. ¿Quien dijo que las historias domesticas eran incompatibles con las tramas policiacas, la critica literaria, la politica y el humor? De este megamix, como de una pocima esencial, Daniel Pennac logra extraer lo impensable: una satira contra los excesos del sistema economico actual y una oda tanto a la paternidad como al oficio de engendrar historias.La critica ha dicho El final de Termino Malaussene es un espectaculo de fuegos artificiales. La astucia literaria de Pennac esta en su punto algido. Christine Ferniot, Telerama Una suerte de festival de ideas, una novela con verdadero encanto.Olivia de Lamberterie, Le Masque et la Plume Pennac resucita a su tribu legendaria en un thriller felizmente libertario. Gregoire Lemenager, LObs Desborda ternura y melancolia bajo una capa de humor. Como no hacerlo al tratar un tema que nos obsesiona a tantos: la familia.Virginie Bloch-Laine, ElleLo importante es el retrato que hace de un mundo injusto y asqueroso en el que sus personajes nos invitan a reencontrar un rincon para la felicidad y la esperanza y la justicia. Rosa Mora, El Pais En una epoca deprimente, Pennac defiende lo rocambolesco y la imaginacion desatada. Le Point