Laberinto es un mundo extraño. Situado entre los restos de una supernova, en una órbita que le lleva a una destrucción periódica cada trescientos años, posee una extraña cualidad: vida en abundancia. A su orbita llega una nave cientifica terrestre, cuyos tripulantes -todos ellos convictos de algun crimen- intentaran resolver los interrogantes que se acumulan en torno al planeta y a sus sorprendentes habitantes. En "Vigesima Tierra", novela que completa el volumen, asistimos a una ucronia, donde las leyes hindues y budistas se cumplen al pie de la letra, en una cultura depredadora de la naturaleza a la par que metafisica, en su eterno nomadeo de planeta en planeta. Daniel Mares (finalista en varias ocasiones del UPC y ganador de un premio Ignotus) vuelve a dar muestras de su fertil imaginacion y dominio de las tecnicas narrativas en la que es su tercera novela."
El Departamento de Predicciones Ilógicas del edificio gubernamental entra en crisis cuando su último augurio amenaza con tomar forma de manera inminente. La profecía nonata anuncia la aniquilación del Proxbester, y la ardua tarea de oponerse a ella recaer
Durante la guerra civil, el inventor Leviticus Blue creó un ingenio capaz de atravesar el hielo de Alaska, donde se rumoreaba que se había encontrado oro. Nació así la increíble máquina taladradora Boneshaker.Sin embargo, la Boneshaker no funciono adecuadamente, y destruyo el centro de Seattle, provocando un estallido de gas venenoso que convirtio a quienes lo respiraban en muertos vivientes.Pasan dieciseis años, y un muro rodea la toxica y devastada ciudad. Al otro lado vive la viuda Briar Wilkes, con una reputacion arruinada y un hijo, Ezekiel. El joven se embarca en una cruzada secreta y su busqueda lo llevara tras el muro, a una urbe repleta de voraces zombis, piratas aereos, hampones y guerrilleros. Y solo Briar puede salvar a su hijo.Cherie Priest ha alcanzado un notable exito con su novela Boneshaker, avalada por numerosos premios. La mezcla de generos y los personajes bien definidos la acercan a autores como P. Bacigalupi, por sus desoladores futuros alternativos, o al trepidante S. Westerfeld.