Besos De Fuego. TIRO, Conde de.- BESOS DE FUEGO ...Se reía al pensar que el aldeano pudiera haberse enamorado de ella. Se rió los primeros días... Pero ahora, pensando en la dulce quietud de su aposento en sombras, en estas primeras horas de la mañana, le halagaba el pensamiento. Seguramente aquello habia de ser un juego, un coqueteo de mujer sabia con el corazon ingenuo de un hombre inculto pero, amiga mia, con aquella patata entre las piernas... Acaso, acaso, una necesidad de su carne, que despertaba al contacto con la Naturaleza. Lo mismo era eso, pero no lo creia en serio: la Naturaleza jamas le dio motivos de estremecimiento, excepcion hecha de los bocados sorpresivos de las hormigas leon..., y segun en que lugar de su anatomia... "De su carne que sentia vibrar con una fuerza nueva, que era como un incendio -penso-. Es lo mas posible. Si, va a ser eso." Sintio nuevamente unos pasos que se acercaban a la puerta. Desde la cama grito: -Entra, Daisy. -Buenos dias, Milady. -Felices. ¿Como esta el tiempo? -Hermosisimo. Ya nos llovio en la madrugada, al ordeñar las vacas. -Abre el balcon -un soberbio olor a marrano copo el aire. Abrio Daisy. La gloria de los primeros rayos de un sol esplendido, envuelto en las dulzuras de la fresca brisa matinal, que traia los aromas campestres, inundo el dormitorio, matizando con el soberbio hedor a que antes nos referimos. -Da gusto, señorita -dijo la aldeana, acercandose a Adele. Esta vio su rostro juvenil, rosado, fresco; sus ojos claros, limpios, alegres; sus labios rojos, como dos petalos de una flor encendida, y, sin quererlo, el pensamiento perverso de morder aquella boca acaricio su mente y cosquill
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