El conocimiento de la Historia Antigua de España es de obligado estudio en los planes de estudio españoles. Las historias nacionales son parte de la Historia Universal. Sin embargo, al proponer como objeto de estudio los hechos generales de la historia de un pais, se corre el riesgo de buscar propositos patrioticos que resalten las hazañas gloriosas de sus gentes. Asi los objetivos historicos de la investigacion historica pueden solaparse con intenciones patrioticas subyacentes y proyectar de manera artificial la realidad presenta hacia el pasado, sin tener en cuenta que los limites del pais cambian y que es la conciencia de unidad voluntariamente aceptada la que unifcia y cohersiona el pais.La propia denominacion de Historia Antigua de España, en cuya composicion entran los terminos Antiguedad y España, es ya de por si cuestionable porque responde a realidades muy distintas dificilmente conciliables entre si, aunque solo sea porque en la epoca considerada como antigua no hay un territorio politicamente definido que pudiera corresponder con el concepto actual de España. Entendida en sentido politico-administrativo, la denominacion romana de Hispania comprendia territorios mas amplios o restringidos, segun el momento historico considerado.De ahi que hayamos titulado el tomo con el nombre de Hispania, un concepto que los romanos, a partir de experiencias anteriores de punicos y griegos, fueron conformando territorialmente hasta hacer de el un ente politico-administrativo concreto y preciso, que dejan en herencia al Estado visigodo, cuya historia abre las puertas de la Edad Media. Este concepto si, como se ha dicho, por un lado, desborda los limites del actual Estado español, al incluir Portugal, parte del norte de Marruecos y la colonia inglesa de Gibraltar, por otro, deja de considerar, como es el caso de la Comunidad Canaria, una parte esencial de su territorio.Y si estos limites territoriales se prestan a controversia, no dejan de estarlo menos los temporales. Los romanos, que dan el nombre de Hispania a una entidad territorial, en parte desconocida, extendida al conjunto de la peninsula iberica, son deudores de los colonizadores punicos y griegos que, mucho antes, ya habian captado el caracter especifico del territorio peninsular al denominarlo con el nombre de Iberia. Este espacio geografico no estaba vacio. Lo habitaban comunidades humanas, que, a traves de numerosos influjos multiseculares, tanto del medio fisico y del ambiente espiritual y cultural en el que se desenvolvieron como de influencias exteriores traidas por gentes foraneas, fueron modelando los rasgos fundamentales que los individualizaron como comunidades etnicas y culturales propias. Por ello, el necesario punto de partida no puede ser otro que la contemplacion de estas comunidades, sobre las que incidiran los pueblos colonizadores y, por ultimo, Roma, cuando ya han configurado unos limites precisos y unos rasgos propios que el Estado romano vendra a destruir en un proceso de homogeneizacion o romanizacion.Si, durante el Calcolitico y la Edad del Bronce, a lo largo del III y II milenios a. C., las distintas comunidades prehistoricas peninsulares implantan los embriones de su posterior diversidad etnica y cultural, no hay duda de que son, desde los inicios del I milenio, los estimulos, tanto de pueblos colonizadores procedentes del Mediterraneo oriental fenicios y griegos como de influjos culturales y humanos celtas, los elementos determinantes en la formacion de los pueblos hispanos tal y como los conocen las fuentes clasicas que los documentan. Sera, por ello, la colonizacion punica y griega en la Peninsula y la descripcion de las etnias y pueblos hispanos en el umbral de su confrontacion con Roma el punto de partida de una historia que...
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