Céleste y Proust ante el espejo es una obra de teatro de dos personajes: Marcel Proust y Céleste Álbaret. Céleste Albaret fue una inteligente campesina, que, tras su casamiento con Odilon Albaret, chófer de Marcel Proust, y comenzando la Primera Guerra Mundial, al ser movilizados tantos hombres, pasó a servir al escritor en su vivienda del número 102 del boulevard Haussmann en París. Desde 1914 hasta su muerte, 1922, Céleste acompañó a Proust en sus distintas facetas "encerrándose literalmente con él", dado que esos años fueron años de dedicación absorbente a su Obra en un tiempo sin horas, opuesto al de la vida cotidiana. Encamado, escribió la mayor parte de los volúmenes de En busca del tiempo perdido. La autora, siendo conocedora de la obra de Marcel Proust, así como de importantes ensayos de interpretación sobre la misma, y conociendo también las memorias de Céleste Albaret sobre esos años de reclusión compartidos con el escritor -recuerdos recogidos por el escritor Georges Belmont-, ha escrito esta obra teatral dando voz a ambos, convertidos en personajes de excepción. No podía ser de otra manera al encarnar al escritor de los escritores, constructor, como él mismo dijo, de esa gran catedral de la literatura que es En busca del tiempo perdido, pero también al convertir en personaje teatral a esta gran mujer, que, procediendo del medio rural, supo ver la grandeza, sensibilidad, honestidad y verdad del gran artista que fue Marcel Proust acompañándolo durante aquellos años tan cruciales para la escritura de su Obra. Hallándonos en un tiempo donde se rescatan mujeres de valía a lo largo de la Historia, nuestra autora representa y da voz a esta singular mujer. Dos líneas convergen en esta obra teatral: por un lado, la que muestra la vida de reclusión de esos años de Marcel Proust, encarnándolo con fuerza y verosimilitud; por otro, la resultante de haber profundizado en las raíces y significación de los principios que sustentan su obra.