Diario de una tristeza es una realidad donde el Zen se entremezcla con el tono bíblico, donde batallas y desventuras habitan en ancianas ruinas, donde el amor y el desamor comparten mesa de palabras, donde el recuerdo es un reloj de piedra que convierte el paso del tiempo en naufragios. Este libro es azul, contiene estaciones, es un crisol y un capullo de seda, un palimpsesto de añoranzas, la humanidad grabada en arena del desierto.
Chapu Valdegrama